Luego del triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el republicano Donald Trump comenzó a trabajar en sus proyectos de cara a la asunción de la presidencia el próximo año. De acuerdo a los arquitectos del plan de la “deportación masiva más grande de la historia“, los primeros migrantes en ser deportados serían aquellos que poseen un historial delictivo.
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Bajo la promesa de realizar una deportación masiva centró el republicano su plan para mitigar la inmigración ilegal, una de las problemáticas más grandes de la gestión del todavía presidente Joe Biden. A pesar de que en los últimos meses los niveles de inmigración ilegal disminuyeron notablemente, los ciudadanos estadounidenses aún consideran la temática como una de las más acuciantes para el gobierno, y las medidas de Biden no alcanzaron para convencer a los votantes.
Después de la euforia del triunfo, que fue comunicado rápidamente por distintos medios al día siguiente de las elecciones, Trump ya se encuentra trabajando en su plan para llevar a cabo la “deportación masiva más grande de la historia”. De acuerdo al senador Marco Rubio y Stephen Miller, eje clave en la política migratoria del expresidente, los primeros migrantes en ser deportados serían aquellos que poseen un historial delictivo.
No obstante, el plan de Trump no se reduce a la deportación masiva de inmigrantes con historial delictivo, sino que va más allá, y en un escenario crítico para la situación fronteriza, buscará reactivar una antigua ley, según informaron analistas políticos de Telemundo.
La ley que busca reactivar Trump para expulsar migrantes
Además de llevar a cabo rápidamente la deportación de migrantes que cometieron delitos, el republicano tiene la intención de reactivar la Ley del Enemigo Extranjero, una legislación que data de hace más de 100 años y permite acelerar el proceso de deportación de ciudadanos extranjeros.
En síntesis, la ley tiene como objetivo deportar a “personas enemigas del Estado“, y pese al esfuerzo del republicano, los abogados indican que las autoridades tendrían dificultades para catalogar a un extranjero que llega con su familia como “enemigo del Estado”.