La Reserva Federal no se ha salido del guion este jueves. En plena resaca de la arrolladora victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales, el banco central de Estados Unidos ha bajado los tipos de interés 0,25 puntos, como se daba por hecho. El Comité Federal de Mercado Abierto deja el precio del dinero en el rango del 4,5%-4,75%. El mercado aún espera un recorte adicional de un cuarto de punto en diciembre, pero empieza a recalibrar la trayectoria futura, pues la política comercial y fiscal del presidente electo puede tener efectos inflacionistas y complicar el aterrizaje suave de la economía estadounidense.
“El Comité trata de alcanzar un máximo de empleo y una tasa de inflación del 2% a largo plazo. El Comité considera que los riesgos para la consecución de sus objetivos de empleo e inflación están aproximadamente equilibrados. Las perspectivas económicas son inciertas y el Comité está atento a los riesgos para ambas vertientes de su doble mandato”, ha indicado la Reserva Federal en su comunicado, en el que, sin embargo, se elimina esta significativa frase de la versión de septiembre: “El Comité ha adquirido mayor confianza en que la inflación avanza de forma sostenible hacia el 2%”.
La inflación más alta en cuatro décadas, alcanzada durante el mandato de Joe Biden, ha permitido a Trump capitalizar el descontento y frustración de la clase trabajadora, que ha sufrido especialmente las subidas de precios. El republicano llega al cargo cuando la inflación está contenida, cerca del objetivo de estabilidad de precios del 2%, pero sin que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se atreva a cantar victoria.
Las principales medidas del programa de Trump, paradójicamente, tienen efectos inflacionistas. Los aranceles, de forma obvia, al encarecer las importaciones estadounidenses. La política fiscal expansiva derivada de las bajadas de impuestos que ha prometido calentará la demanda. Si a eso se unen restricciones de oferta en el mercado laboral por la prometida deportación masiva de inmigrantes, el panorama se complica para Powell, como ya ha mostrado la subida de los tipos de interés a largo plazo con que ha recibido la deuda la victoria del republicano.
Trump, además, supone una amenaza para la independencia del banco central. Esa independencia está blindada legalmente y un presidente no puede acabar con ella por las buenas. Una mayoría de republicanos y demócratas del Congreso entienden que es beneficiosa y Powell ha dejado claro que no se dejará impresionar por las presiones políticas. El problema se puede presentar más adelante. El mandato de Powell (que fue nombrado por el propio Trump en 2018 y luego renovado por Joe Biden) termina el 15 de mayo de 2026 como presidente y el 31 de enero de 2028, como consejero.
La Reserva Federal acometió las subidas de tipos más agresivas desde la década de 1980 para contener los precios. Con la inflación relativamente controlada y el empleo perdiendo fuelle, consideró que había llegado un punto de inflación. En septiembre empezó un ciclo de bajadas de tipos con un recorte de 0,5 puntos en el precio del dinero. Sus miembros apuntaban entonces a dos recortes más de un cuarto de punto en lo que queda de año, el de este jueves y el de la reunión que termina el 18 de diciembre, pero dejando claro que se guiarán por la evolución de los datos.
“Los indicadores recientes sugieren que la actividad económica ha seguido creciendo a buen ritmo. Desde principios de año, las condiciones del mercado laboral se han suavizado en general, y la tasa de desempleo ha subido, pero sigue siendo baja. La inflación ha avanzado hacia el objetivo del 2% fijado por el Comité, pero sigue siendo algo elevada”, dice la Reserva Federal en su comunicado.
Los inversores y analistas esperan la rueda de prensa que dará Powell este jueves en la sede de la Reserva Federal para explicar sus decisiones de hoy. Sus palabras pueden dar algunas pistas de cómo evolucionará la política monetaria en un futuro a corto plazo.
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