El Partido Demócrata definió mediados de agosto a Kamala Harris, la actual vicepresidenta, como la candidata para enfrentar al republicano Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre. | Foto: EFE
La candidata demócrata a las próximas elecciones estadounidenses ha arrebatado lo que parecía ser una victoria asegurada de Donald Trump.
Kamala Harris sucedió a quien había sido electo como candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, luego de que los sondeos auguraban una derrota cada vez más amplía. Desde entonces, los estudios de opinión se han revertido en gran medida y se esperan una reñida contienda electoral el próximo martes 5 de noviembre.
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Para llegar a este punto, la actual vicepresidenta de Estados Unidos ha configurado un discurso que sin alejarse de la defensa del modelo Biden, ha sumado una retórica progresista, con lo cual planea convertirse en la primer mujer afroamericana y de ascendencia asiática en asumir la presidencia de EE.UU.
Nacida el 20 de octubre de 1964 en Oakland (California), es la hija mayor de Shyamala Gopalan, una investigadora contra el cáncer de la India, y Donald Harris, un economista jamaicano, quienes se divorciaron cuando ella tenía siete años. Su madre y su padres se conocieron en plena lucha por los derechos civiles.
Comenzó su carrera en 1990 como fiscal adjunta en Oakland y se convirtió en Fiscal de Distrito de San Francisco en 2003, marcando hitos como la primera mujer afroamericana en ocupar ese cargo en la ciudad.
Su madre, fallecida en 2009, fue una figura central en su vida y la persona a quien acudió en un momento determinante para su futuro.
Creció en un ambiente académico y activista que influyó en su interés por la justicia social y el derecho. Harris estudió Ciencias Políticas y Economía en la Universidad Howard y Derecho en la Universidad de California, Hastings.
Su enfoque en “una política inteligente” para combatir el crimen la distinguió, priorizando la reducción de la reincidencia y programas de justicia penal. Su paso a la política nacional llegó en 2016, al ser elegida senadora de California, donde se destacó por sus posturas progresistas y su lucha contra la desigualdad y la discriminación.
Con una sólida trayectoria en el sistema judicial, Harris se presenta como un cambio en la política estadounidense, aunque en oposición a Donald Trump, es la promesa de continuidad del modelo del país norteamericano.
Como vicepresidenta, Harris ha mantenido una postura firme en la defensa de los derechos de las minorías, el control de armas, la lucha contra el cambio climático y el derecho al aborto.
Su relación con el poder
La trayectoria de Harris, de 60 años, ha estado marcada por las primeras veces: fue la primera fiscal de distrito negra y la primera mujer en ejercer como fiscal general en California; la primera india-estadounidense en llegar al Senado y, cuando Joe Biden la eligió, la primera mujer en la Vicepresidencia.
Sin embargo, ha preferido no hacer énfasis en el carácter histórico de su posible llegada a la Casa Blanca, en contraste con la campaña de Hillary Clinton en 2016.
Derechos reproductivos: Kamala Harris ha tenido un rol protagónico en la lucha por los derechos reproductivos en un contexto de retrocesos en EE.UU. Desde la histórica revocación judicial, que eliminó el derecho constitucional al aborto en el país y devolvió la jurisdicción sobre el tema a los 50 estados, como vicepresidenta ha liderando los esfuerzos como la gira “Lucha por las libertades reproductivas”.
Esta gira, junto a reuniones con líderes de 38 estados, posicionó la defensa de estos derechos como una bandera de su mandato y logró movilizar a sectores progresistas que contribuyeron decisivamente al buen desempeño demócrata en las elecciones de medio término de 2022.
Migraciones: En el ámbito migratorio, Harris también ha promovido iniciativas de desarrollo para Centroamérica y en este punto se ha diferenciado de su rival, Donald Trump. Desde un abordaje que apunta a las complejas causas de la migración, gestionó la recaudación de $5,200 millones mediante compromisos con empresas y gobiernos, con el fin crear oportunidades económicas en la región para reducir la migración forzada hacia EE.UU.
En tanto, su mandato no ha estado exento de desafíos. En su primer año como vicepresidenta, enfrentó críticas sobre el manejo de la crisis migratoria. Las expectativas sobre una visita temprana a la frontera derivaron en un escrutinio de la prensa y cuestionamientos de la oposición, lo que complicó su comunicación en torno a una política migratoria de justicia y derechos humanos.
Senado: En el Senado, Harris asumió un rol crucial al emitir 33 votos de desempate en temas de gran relevancia, asegurando que la administración Biden avanzara en aspectos críticos de su agenda legislativa. Desde su lugar en el Partido Demócrata ha reafirmado su liderazgo ante diferentes controversias atravesadas por presiones de la política bipartidista.
De segunda al mando a candidata: Otro reto para Harris ha sido su visibilidad en el rol de vicepresidenta, que en ocasiones ha sido percibido como secundario en temas fundamentales, como en el caso de impulsar reformas para ampliar los derechos electorales, lo cual enfrentó obstáculos significativos en el Senado y finalmente naufragó, anotándose uno de sus fracasos más importantes de su carrera.
Sin embargo, en su historial como fiscal y senadora la respalda como una figura experimentada en la administración pública, capaz de sobreponerse a contextos adversos. Harris ha logrado sostener una agenda centrada en los derechos y en la inclusión, sin dejar de dar guiños al centro liberal de su partido que hoy le permiten ser la candidata a ocupar el máximo puesto de la Administración estadounidense.
Autor: teleSUR – NH
Fuente: BBC – Celag – EFE
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