Pese a los estereotipos, lo cierto es que las mujeres están alcanzando la igualdad como jugadoras de videojuegos. Según la Asociación de software de Entretenimiento (ESA), en los mercados europeos ellas ya suponen cerca del 48% de jugadores. Nintendo acaba de lanzar The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom, un vídeojuego mítico cuya última edición está protagonizada, al fin, por la princesa Zelda.
Una de las razones del éxito de este juego es que pone a disposición de los jugadores objetos y poderes que puede usar de formas muy creativas. Eso hace que la resolución de problemas sea muy variada y, por tanto, proporcione diferentes experiencias y mejore la memoria jugando.
Por eso, aunque David Castaño, jefe de producto de The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom en Nintendo España, asegura que “a las usuarias de Nintendo Switch les gustan todo tipo de propuestas y géneros” reconoce que, comparada con otras plataformas, “Switch tiene un altísimo porcentaje de mujeres entre sus usuarios, por dos razones. Primero, por la variedad de géneros. Segundo, porque intenta hacer juegos para todo el mundo”.
Las gamers son grandes estrategas
Los expertos señalan que las gamers destacan por sus habilidades, destrezas y decisiones basadas en estrategia en juegos que favorecen especialmente el desarrollo cognitivo del cerebro, y que además son una herramienta muy efectiva de aprendizaje. La neurocientífica Mónica Kurtis, investigadora del cerebro creativo y autora del libro Potencia tu creatividad de la mano de la neurociencia, considera que ya “hay mucha literatura neurocientifica que avala el beneficio del buen uso de los videojuegos. Jugar puede potenciar algunas de nuestras capacidades intelectuales, muy útiles para la vida”.
Beneficios de los videojuegos que hacen pensar
A estas alturas ya ha quedado demostrado que los videojuegos pueden, entre otras cosas, mejorar nuestra atención. “La mayoría requiere un altísima concentración durante un tiempo prolongado y no hay lugar para la distracción porque te caes, te matan, no llegas… En nuestra época, en la que centrarnos en un tema nos cuesta tanto, ejercitar la atención es muy beneficioso”, señala Kurtis.
Además, apunta que ayudan a mejorar la flexibilidad mental, la capacidad de cambiar de una tarea a otra muy rápidamente. “La flexibilidad mental nos permite precisamente cambiar el foco de nuestra atención hacia el enemigo que tenemos delante, o hacia un cofre que hay que abrir, o hacia una salida para escapar”, explica.
Con los videojuegos también se ejercita la memoria de trabajo. “Si nos dan siete palabras y nos piden que construyamos un cuento con ellas, lo primero que tenemos que hacer es recordar esas palabras para luego poder manipularlas”, cuenta la neuróloga. Lo típico en los juegos es que el héroe o la heroína tenga poderes o recursos aumentan conforme avanza de nivel. “Un buen jugador tiene que recordar sus habilidades para poder combinarlas a su favor. Así ejercita su memoria de trabajo, la planificación y la organización”, afirma Kurtis.
Además, recuerda que también se trabaja la coordinación visual y motora, al moverte en el espacio del juego a través de un mando que dominas con las manos. “Jugando se fortalece la conexión entre la corteza visual (esa región del cerebro que controla la visión) y la corteza motora cerebral”, destaca. En juegos de puzzles como Echoes of Wisdom, se ejercita todo ello. “Esto, literalmente, cambia el cableado de nuestras redes cerebrales, sobre todo la red cerebral ejecutiva que es la que nos permite pensar, razonar, decidir, crear…”, confirma la investigadora.
Pensamiento lateral, pensamiento divergente
El pensamiento creativo es el que da pie a una solución a un problema novedosa y que aporte valor para la persona o para la sociedad. “También lo llamamos pensamiento lateral o fuera de la caja. Es un proceso cerebral que se puede ejercitar y por eso jugar a videojuegos, entre otras cosas, lo puede potenciar, para encontrar una solución totalmente original para poder salir”, apunta la experta.
Por otra parte, la científica recuerda que para tomar decisiones, utilizamos dos tipos de vías: una rápida que es intuitiva, emocional, a veces impulsiva. Y otra más lenta, analítica, que es la que ejerce nuestra red ejecutiva.
“En esta ultima, utilizamos el pensamiento divergente que propone diversas posibilidades para solucionar un problema. Tras analizar pros y contras, riesgos y beneficios, se escoge una opción y se inhiben las demás”, explica de la forma de usar el cerebro. Como en la vida, se trata de tomar decisiones continuamente algo que “fortalece nuestras conexiones cerebrales”.
Por último, señala que también se potencian jugando “las conexiones entre nuestra corteza sensorial motora cerebral –la encargada de movernos– y la musculatura del cuerpo. Como cuando montas en bicicleta o conduces, a base de repetición, se convierte en algo automático, en algo que no tenemos que pensar. Parece que los pies y las manos se mueven solos. Todo esto es gracias a la memoria corporal”, concluye Mónica Kurtis.
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