Nota de la editora: La serie Acogiendo al Extranjero de Global Sisters Report examina más de cerca a las religiosas que trabajan con inmigrantes o migrantes. Las entregas presentan a hermanas y organizaciones que colaboran en red para servir mejor a quienes cruzan las fronteras; también exploran las tendencias migratorias mundiales y abordan el tema de la inmigración en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Rita Toutant y Monique Bonnefoy, religiosas de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África, son conocidas a menudo como las ‘Hermanas Blancas’ bajo la protección de Nuestra Señora de África.
Tras muchos años como misioneras en el continente africano, Toutant y Bonnefoy están de vuelta en Canadá. Sin embargo, la contribución de las hermanas dista mucho de haber terminado. Residen con los Misioneros de África, también conocidos como los ‘Padres Blancos’, en una casa misionera provincial en el corazón de Montreal, donde siguen atendiendo a los inmigrantes africanos y a las personas de otras nacionalidades que visitan el Centro Afrika.
“Nuestra primera actividad es acoger a la gente sin necesidad de cita previa. Cuando nuestros pioneros pusieron en marcha el centro, primero era para acoger a africanos, pero la misión ha progresado hasta acoger a todo el mundo desde entonces”, explica Freddy Kyombo Senga, director del centro, a Global Sisters Report (GSR). Senga es un ‘padre blanco’ que trabaja en estrecha colaboración con las hermanas y se encarga de animar al equipo del Centre Afrika.
Fundadas en 1869, las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África no permanecen en sus países de origen, sino que son enviadas por la congregación a un país africano donde viven en comunidades internacionales que encarnan ideas, orígenes y valores culturales diferentes.
Centre Afrika fue fundado en 1988 por los ‘Padres Blancos’ como un lugar de “hospitalidad solidaria”. Las hermanas y sus colaboradores ofrecen un oído atento a los nuevos inmigrantes y les orientan hacia servicios que les ayuden a integrarse en la sociedad, como la obtención de visados o recursos para encontrar alojamiento.
“Las hermanas aportan una contribución específica. En primer lugar, son mujeres y, en segundo lugar, son misioneras, así que tienen un enfoque que complementa lo que hacemos juntos. En ese sentido, para mí es una riqueza trabajar con las hermanas”, dijo Senga. “Además, cuando las mujeres vienen a pedir algo, las hermanas pueden estar mejor preparadas que nosotros, los hombres, para hablar con ellas y entender mejor sus necesidades. Así que es un trabajo complementario muy importante”, explicó.
La vocación misionera de Toutant fue inspirada, en parte, en santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones. La religiosa se define a sí misma como “una ciudadana del mundo habitada por los valores de la apertura y el respeto”, según su testamento espiritual registrado en junio de 2019 para su familia.
Toutant sintió la llamada a la vocación religiosa misionera al final de sus estudios secundarios. Trabajó en África durante más de 20 años antes de regresar a Canadá en junio de 2012; se incorporó al centro en 2019. Actualmente es voluntaria allí y en el Hospital de Readaptación Villa Médica, donde ofrece visitas amistosas a los pacientes y les informa de sus derechos.
Los visitantes del centro tienen un aprecio especial por ambas hermanas. Ruth Baah Donkor llegó de Ghana hace dos meses y medio. Conoció a Toutant en el hospital donde ambas son voluntarias. Toutant la invitó a visitar Centre Afrika “para conocer a sus colegas y experimentar el increíble trabajo que están haciendo”, dijo Donkor a GSR.
“El 12 de julio tuve el privilegio de visitar Centre Afrika, y fue un día que siempre ocupará un lugar especial en mi corazón”, declaró. “En Centre Afrika me recibieron calurosamente [los voluntarios] Monique, Freddy y David. Cada uno de ellos estaba deseoso de compartir sus conocimientos, responder a mis preguntas y ofrecerme valiosas ideas. Su franqueza y generosidad me hicieron sentir parte de una familia muy unida”, indicó.
“[Ese día fue] una fuente de inspiración y esperanza; reavivó mi pasión por el trabajo y profundizó mi conexión con esta vibrante comunidad. Gracias al apoyo y los ánimos que recibí en Centre Afrika, estoy encantada de poder decir que he conseguido un puesto en el aeropuerto. Esta nueva oportunidad es el resultado de la confianza que adquirí durante mi estancia en el centro”, añadió Donkor.
Por su parte, Bonnefoy trabajó como educadora en una escuela secundaria de Argelia, en un pequeño seminario de Ghana y en una escuela local de Malawi. También formó a jóvenes para entrar en su convento en Europa y África. La religiosa regresó a Montreal en 2018 y comenzó a trabajar con inmigrantes en el Centro Cari para ayudarles a aprender francés. En 2020, las hermanas del Centre Afrika le pidieron que se uniera a su equipo.
La voluntaria Karen visita el centro a menudo y disfruta de sus numerosas actividades, incluido el Día Mundial de África. Siente un aprecio especial por Bonnefoy.
“Siempre he lamentado no haber conocido antes a Monique, y es increíble lo cerca que estábamos la una de la otra en Francia y Canadá. Monique es uno de los encuentros más hermosos de mi vida”, manifestó Karen, cuyo apellido no se da a conocer para resguardar su identidad. “[Monique] lleva dentro lo que el mundo necesita: dulzura, bondad y lucidez. Admiro las mil vidas que ha vivido, su afán por aprovechar cada oportunidad en el camino y su sabiduría para vivir el momento”, expresó.
Karen describió rasgos valiosos de la personalidad de la hermana Monique Bonnefoy: “Ve lo bueno que hay en cada persona y no se deja llevar por la estupidez humana. Es una de las pocas personas a las que escucho porque confío en su discernimiento. En los momentos más oscuros, cuando ya no hay nada que decir, ella está a mi lado. La reconocerás en el Centre Afrika: está en todas partes, dispuesta a acoger al otro con todo su corazón”.
El centro intercultural permite a las hermanas atender a los inmigrantes que se sienten perdidos al llegar a Montreal y luchan por encontrar un lugar que les haga sentirse como en casa.
“Muchas personas que llegan se sienten perdidas porque no tienen un lugar donde sentirse bien”, declaró Bonnefoy a GSR y agregó: “Nuestro primer objetivo es acoger a todo el mundo y hacer de este un lugar donde disfruten viniendo y se sientan bienvenidos para hablar de quiénes son y por lo que están pasando”.
Las hermanas también responden a preguntas sobre dónde encontrar trabajo, comestibles y alojamiento. “Les damos recursos para ayudarles a encontrar lo que necesitan”, explica Bonnefoy.
La visión de la congregación es favorecer el encuentro de los africanos en sus diversidades y riquezas culturales y espirituales, buscando relaciones armoniosas entre africanos, montrealeses y quebequenses.
El Centre Afrika encarna esta visión con estatuas y pinturas del continente presentes en toda sus estructura. O como lo describen los ‘Padres Blancos’: “El Centre Afrika representa un ‘hogar’ para los africanos y cualquier persona interesada en el mundo africano”.
“Queremos que la gente entienda que esta es una casa para todos, pero que existe una conexión con África. La gente puede conocer África y la diversidad de África”, dijo Senga.
“Nuestra prioridad siempre será el pueblo africano, y hoy África está aquí”, añadió la hermana Elisabeth Villemure, de las Misioneras de Nuestra Señora de África. “Os sorprenderá el número de congoleños que hay en Montreal. Hay mucha gente que viene porque hay guerras en sus países, hay todo tipo de catástrofes, incendios forestales, inundaciones, etc. Por tanto, hay muchos africanos que vienen de todas partes”, añadió.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 29 de agosto de 2024.