Los resultados de un nuevo estudio abogan por iniciar una rutina de ejercicios, incluso después de un diagnóstico, afirman los autores de un nuevo estudio.
Según un nuevo estudio publicado en el ‘British Journal of Sports Medicine‘, los nuevos pacientes con demencia que mantienen una rutina de ejercicio tienen un 29% menos de riesgo de muerte en los años siguientes al diagnóstico. En la actualidad no existe cura para la demencia y los tratamientos son limitados, pero ciertos factores relacionados con el estilo de vida, como la dieta, el ejercicio y dormir bien, parecen desempeñar un papel en la ralentización de la progresión de esta enfermedad que destruye el cerebro.
El nuevo análisis incluyó a más de 60.000 personas en Corea del Sur que fueron diagnosticadas con demencia entre 2010 y 2016 y se sometieron a controles médicos dos años antes y después de su diagnóstico. Su edad media era de 74 años. La mayoría padecía enfermedad de Alzheimer, mientras que el 12,5% tenía demencia vascular, que se produce cuando un ictus bloquea una arteria del cerebro.
Los investigadores de universidades coreanas y estadounidenses dividieron a los participantes en cuatro categorías en función de la regularidad con la que hacían ejercicio: los que mantenían una rutina de ejercicio (alrededor del 3,5%), los que empezaron a hacer ejercicio durante el periodo de estudio (8%), los que dejaron de hacerlo durante ese tiempo (alrededor del 10%) y los que no hacían ejercicio antes del diagnóstico y no cambiaron sus hábitos después (78%).
Durante los casi cuatro años de seguimiento, el 27,3% de las personas fallecieron, pero las que mantenían una rutina de ejercicio regular antes y después del diagnóstico de demencia tenían muchas menos probabilidades de morir por cualquier causa. Los pacientes con demencia que mantuvieron sus rutinas de ejercicio tuvieron un 29% menos de riesgo de muerte, mientras que los que empezaron a hacer ejercicio después del diagnóstico tuvieron al menos un 20% menos de riesgo.
“Sabemos que la mitad de los casos de demencia en todo el mundo podrían retrasarse o prevenirse mediante cambios en el estilo de vida, pero este estudio sugiere lo beneficiosa que puede ser la actividad física para quienes ya experimentan síntomas de demencia”, declaró a ‘Euronews Health‘ el doctor Richard Oakley, director asociado de investigación e innovación de la Alzheimer’s Society, con sede en el Reino Unido.
Cualquier cantidad de actividad física ayuda
En particular, no parecía importar mucho si la persona se ejercitaba más intensamente o si realizaba ejercicios de menor intensidad, sino simplemente que realizara actividad física de forma regular. El estudio halló que incluso añadir el equivalente a cinco minutos de caminata a paso ligero cinco días a la semana reducía el riesgo de muerte en un 3%.
“Nuestro estudio pone de relieve el valor clínico potencial de animar a las personas con demencia a mantener o iniciar la actividad física, independientemente de su intensidad, tras el diagnóstico de demencia“, señalaron los investigadores. El estudio tiene algunas limitaciones. Se trata de un estudio observacional, lo que significa que los investigadores no pueden determinar si el ejercicio prolongó directamente la vida de las personas.
También es posible que a las personas con demencia menos grave les resultara más fácil mantenerse físicamente activas que a las que padecían estadios más avanzados de la enfermedad, lo que sesgó los resultados. Oakley señaló que se necesita más investigación para comprender cómo la actividad física podría reducir el riesgo de muerte.
Aun así, los autores del estudio señalaron que los hallazgos podrían animar a la gente a empezar a hacer ejercicio a una edad avanzada y especialmente después de un diagnóstico de demencia, dado que otros estudios también han hallado una relación entre los resultados de salud y la actividad física. “Mantenerse activo tiene muchos beneficios para la salud: lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro”, afirmó Oakley.