El próximo 5 de noviembre, los ciudadanos estadounidenses están llamados a acudir a las urnas para que voten en las elecciones presidenciales de 2024. Prestigiosos expertos analizan la historia constitucional de Estados Unidos y su complejo sistema electoral y político, así como los retos a los que se enfrenta esta democracia en una sociedad tan polarizada como la actual.
Todo comenzó en 1.787
La Carta Magna de Estados Unidos se remonta a 1787. El país presume de tener en vigor la Constitución escrita más antigua del mundo. Las primeras palabras son “Nosotros, el pueblo de Estados Unidos…”.
“En mi visión idealizada de lo que es mi país, pensé que ahí entrábamos todos”, refiere Ann Telnaes, la reconocida viñetista del Washington Post y ganadora del Pulitzer en 2001. Sin embargo, eso no es exactamente así.
El escritor y periodista Elie Mystal explica que “quienes redactaron la Constitución fueron hombres blancos, burgueses de clase alta y acomodada, muchos de ellos tenían esclavos”. Y añade que “era una idea aceptable si, en 1787, no eras esclavo o mujer”.
“En realidad, solo era un puñado de políticos bastante listos intentando que todo se mantuviera en su sitio. Y ahí quedó la cosa”, subraya el politólogo de la Universidad de Harvard, Steven Levitsky.
Algunos observadores políticos opinan que buena parte de las crisis que afronta hoy día el país provienen de esa falta de “actualización” de su Carta Magna. La catedrática de Derecho de la Universidad de Nueva York, Melissa Murray, advierte de que “hay un montón de impulsos antidemocráticos ya incorporados en la propia Constitución”.
Gowri Ramachandran, escritora y fiscal del proceso electoral, profundiza en este déficit cuando refiere que, “en Estados Unidos, hay una larga historia de obstaculización del voto de las minorías para que algunos no tengan voz en nuestra democracia”. Y esto hunde sus raíces en una Constitución elaborada por una mayoría étnica blanca, dominante en el país hasta hace pocas décadas. De hecho, no hace falta retrotraerse mucho en el tiempo. “En 1976, el electorado estaba formado por un 89% de estos ciudadanos blancos. Hoy, son solo el 68%”, asegura Mystal.
De esos polvos, estos lodos
La sociedad actual, caracterizada por una diversidad racial y de género, nada tiene que ver con la dominante a lo largo de la historia de Estados Unidos. Y estos cambios, para algunos inasumibles, han llevado a algunas identidades a sentirse amenazadas.
Los analistas políticos coinciden en que, en sus casi 250 años de existencia, la democracia estadounidense está pasando por uno de sus momentos más críticos. “Hay que pararse a pensar y valorar la transición que está atravesando el país, es algo drástico y sin precedentes”, señala Levitsky.
El complejo sistema político y electoral, emanado de una constitución vieja, está haciendo posible que se produzcan extralimitaciones del poder ejecutivo, crisis de ética judicial y un entorno mediático saturado de desinformación, aseguran los observadores políticos.
“Estoy muy preocupada por la democracia en Estados Unidos“
“Estoy muy preocupada por la democracia en Estados Unidos”, asegura Telnaes, cuando afirma que “hay quienes quieren imponer sus creencias a los demás, limitar la libertad de opinión y expresión y el derecho a tomar decisiones sobre la propia vida”. Y estas imposiciones se pueden llevar a cabo amparadas por la Constitución.
Aquel 6 de enero de 2021
Una preocupante polarización se ha instalado en la sociedad estadounidense y “la gente ha cometido el error de pensar que, mientras no haya tanques en las calles, la democracia está a salvo”, afirma la historiadora Heather Cox Richardson. “El ciudadano medio no es consciente de lo peligroso que es”, sentencia Telnaes, la prestigiosa viñetista.
“Lo que pasó el 6 de enero demuestra que la lucha por la libertad democrática no acaba nunca“
La alarma saltó en el país y se hizo más evidente cuando, en 2021, partidarios de Trump se decidieron a asaltar el Capitolio. “Lo que pasó el 6 de enero demuestra que la lucha por la libertad democrática no acaba nunca”, asevera el politólogo Levitsky.
Las crisis judiciales están también a la orden del día. El periodista Elie Mystal declara que “el Tribunal Supremo es antidemocrático por naturaleza” y denuncia que, “como sus miembros no son electos y se les nombra por el presidente de forma vitalicia, son un freno contra el gobierno de la mayoría”.
La vieja democracia estadounidense afronta grandes retos. Muchos de estos expertos ponen el foco en la necesidad de cambios constitucionales, “aunque, de entre todas las democracias del mundo”, explica Levitsky, “la Constitución de Estados Unidos es la más difícil de cambiar porque requiere de la aprobación de dos tercios de dos órganos legislativos distintos, además de la mayoría de los estados.
“Las democracias caen muchas más veces en las urnas que por las balas“
En las elecciones del próximo martes, los ciudadanos tienen una nueva oportunidad de afianzar su democracia, porque, según advierte la historiadora Richardson, “las democracias caen muchas más veces en las urnas que por las balas”.