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Allan Lichtman, el historiador que predice desde 1980 los resultados en las elecciones de EE.UU.: “Harris gana”

Autor: ADRIAN ROMERO

En la recta final de la campaña para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, las encuestas aún dejan espacio para la sorpresas. Las últimas encuestas dejan a prácticamente empate el duelo entre la actual vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris y el expresidente y candidato republicano Donald Trump, aunque con un leve margen de victoria para la candidata demócrata.

Pero para el aclamado profesor distinguido de Historia en la Universidad Americana en Washington D.C., Allan Lichtman, ni existe “sorpresa de octubre” ni duda de que la presidencia será para Harris. Así lo ha hecho saber mediante su modelo predictivo conocido como “Las llaves de la Casa Blanca”, un sistema que evalúa anualmente desde la década de los años 80 el desempeño del Gobierno durante su administración, y que determina si será capaz de conservar —o no— el poder.

El sistema es una lista de verificación de trece puntos que califica la situación de los Estados Unidos y el sistema político antes de una elección presidencial utilizando declaraciones de verdadero o falso. Cuando cinco o menos supuestos de la lista no se dan, es decir, son falsos, la victoria será para candidato del partido oficialista, pero cuando son seis o más, la balanza se decantará para el candidato rival. Y, bajo su evaluación, Harris mantendrá a los demócratas al frente del Ejecutivo.

PREGUNTA: En su modelo sugiere que las elecciones tienen menos que ver con los candidatos individuales y más con el desempeño del partido gobernante. Sin embargo, si hay algo que ha destacado en esta campaña ha sido la imagen que han proyectado Joe Biden y, más tarde, Kamala Harris. ¿La percepción de los líderes ha eclipsado la evaluación del mandato demócrata?

RESPUESTA: Esa es una suposición razonable basada en el sentido común, pero no es correcta según mis claves. De hecho, estas se han ajustado según el contexto dentro del Partido Demócrata y sus cambios en los últimos meses.

Ya en su momento fui muy crítico con los demócratas por despotricar abiertamente contra Joe Biden. No tenían que haberlo hecho, y pensé que se dirigían hacia un desastre y perderían. En mi sistema de 13 claves, está que el titular [incumbent] busque la reelección. Tras la renuncia de Biden, estaba la posibilidad de que los demócratas tuvieran una gran pelea interna para reemplazarlo. Esto les habría hecho perder una segunda clave, que es que no haya primarias competitivas. Ningún partido en la Casa Blanca desde 1900 ha vuelto a ganar la Casa Blanca cuando ha perdido ambas claves.

Quizás me escucharon, no lo sé, pero al menos tuvieron sentido común y se unieron detrás de Harris, lo que al final solo les costó una clave, la del titular.

P: ¿Qué le llevó a contradecir los pronósticos de las encuestas que hablaban de un colapso de Biden y los demócratas en las elecciones?

R: Como dije, fui muy crítico con los demócratas, pero mi predicción final llegó el 5 de septiembre, después de que Harris fuera elegida. Deliberadamente emití mi predicción antes del debate del 10 de septiembre, que los encuestadores y comentaristas decían que era “crucial” para el resultado de la elección. Quería destacar que lo que cuenta es gobernar, no hacer campaña, y que incluso eventos que supuestamente alteran la carrera presidencial, como el debate entre Harris y Trump, no figuraban en mi análisis.

P: ¿Son los patrones que ha mantenido la presidencia durante su mandato más importantes que los eventos a corto plazo, incluso si estos han tenido un gran impacto, como los intentos de asesinato de Donald Trump o la crisis en Oriente Próximo?

R: Oh no, las claves incluyen tanto hechos a corto como a largo plazo. Por ejemplo, tengo dos claves económicas, una a corto plazo, que calcula si hubo recesión en el año electoral, y otra a largo plazo, que es que durante el mandato el crecimiento real per cápita tiene que ser al menos igual o mayor que el promedio de los dos anteriores. Y también tiene en cuenta casos como Oriente Próximo, que no es solo algo que surgió tarde en la campaña. Y, por supuesto, la guerra en Ucrania, que es tanto a largo como a corto plazo.

P: ¿Cuánto ha cambiado la ecuación electoral después de que Harris se convirtiera en la candidata demócrata?

R: La renuncia de Biden le costó a los demócratas una de las claves, y unirse detrás de Harris les salvó otra. Pero la formación también perdió la clave del mandato del partido tras ser derrotados en 2022 en las elecciones de medio término a la Cámara de Representantes.

También está la clave del carisma, la única que tiene algo que ver con los candidatos. Para ganarla tienes que ser alguien inspirador, excepcional, como el demócrata Franklin Roosevelt o el republicano Ronald Reagan. Y, cuando piensas en Harris, ella no lo es. Solo ha sido candidata por un corto tiempo. Así que eso son tres claves menos.

Luego hay una cuarta, que es el fracaso en política exterior. Oriente Próximo es un desastre. Es una catástrofe humanitaria sin un buen final a la vista, y EE. UU. está profundamente dividido al respecto.

Teniendo en cuenta esto, Harris y los demócratas están cuatro claves abajo, dos menos de lo necesario para predecir su derrota. Por lo tanto, según mi predicción, vamos a tener a la primera mujer presidenta y el primer presidente de ascendencia africana y asiática mixta.

P: Ante cualquier “error” que pueda cometer la presidencia en estas semanas, ¿será únicamente atribuido a Biden? ¿Estará Harris a salvo de contratiempos?

R: Harris representa al partido en el poder, para bien o para mal, por lo que cualquier cosa que haga la Administración en funciones, si se convierte en clave, afectará claramente a su candidatura. No puedes escapar de la administración de tu propio partido, porque los votantes lo que preguntan esencialmente es si tu formación ha gobernado lo suficientemente bien como para obtener cuatro años más. De hecho, cuando predije la victoria de Trump en 2016, dije que también predeciría una victoria genérica republicana que no dependiera de Trump.

P: Cuatro años de gobierno implican muchos eventos para una Administración, especialmente en política exterior. ¿Son los eventos internacionales la “sorpresa de octubre” que podría revertir la hipotética victoria de Harris?

R: Ese es uno de los mayores mitos en la política estadounidense. He estado realizando predicciones desde la elección de Reagan, y siempre lo he hecho antes de la llamada sorpresa de octubre.

Supongo que la “mayor” sorpresa de octubre fue la grabación de Access Hollywood Access [programa de entretenimiento estadounidenses] en octubre de 2016, que mostraba a Trump presumiendo de asaltar sexualmente a mujeres. Y, aun frente a eso, no cambié mi predicción de que ganaría.

P: Tenemos casos como el del huracán Helene, que ha afectado a dos estados bisagra: Carolina del Norte y Georgia. Ambos miran con lupa cómo la administración Biden maneja el desastre. ¿No debería el modelo centrarse principalmente en los estados bisagra, ya que son los que, en última instancia, deciden los resultados de las elecciones?

R: Bueno, los parámetros integrales de las claves han coincidido históricamente en las últimas diez elecciones con el ganador. Pero absolutamente nadie ha podido predecir elecciones desglosándolas por los estados clave. Eso fue lo que llevó a los encuestadores en 2016 a presuponer abrumadoramente que Hillary Clinton ganaría.

De hecho, el compilador de encuestas más eminente, el Consorcio de la Universidad de Princeton, le dio a Hillary Clinton un 99% de posibilidades de ganar. Y yo persistí en mi predicción de que Donald Trump sería presidente, pese a que esto no me hizo muy popular en más del 90% de Washington D.C.

Pero las claves son predicciones, no respaldos políticos. Son totalmente no partidistas y no tienen nada que ver con mi visión política. Si predijera según mis opiniones, estaría equivocado la mitad del tiempo.

P: ¿Cree que su modelo tiene una tasa de predicción superior o igual a la de las encuestas electorales?

R: Creo que tiene una tasa mucho mayor que las encuestas electorales, porque siempre puedes volver retrospectivamente para encontrar una encuesta que prediga el resultado. Pero a lo largo de la campaña, suelen estar horriblemente equivocadas. Estuvieron equivocadas a lo largo de la campaña de Hillary Clinton, y también en octubre de 2012, cuando Barack Obama tuvo ese debate desastroso con Mitt Romney.

El problema más genérico de las encuestas es que son instantáneas de un momento concreto, no predictores

En mayo de 1988, George H.W. Bush cayó 17 puntos detrás de su oponente, el gobernador de Massachusetts, Mike Dukakis. Los comentaristas y encuestadores decían que estaba acabado. Se supone que nadie regresa de un déficit tan grande. Ese mismo mes, publiqué un artículo prediciendo que, basado en las claves, George H.W. Bush sería el próximo presidente. Y tuve razón.

P: Entonces, ¿dónde fallan las encuestas?

R: El problema más genérico es que son instantáneas de un momento concreto, no predictores. La elección no se lleva a cabo en ese momento, solo te da la idea de un resultado de una votación ficticia.

Además, no hay una referencia contra la cual validar dicha encuesta. Compiladores de encuestas como Nate Silver solo te dan probabilidades. En 2016 decía que, dependiendo de la hora del día en que revisases, había un 70% a 80% de probabilidad de que Hillary Clinton ganase. Luego, cuando perdió, dijo: “Mira, te dije que había un 20% de probabilidad de que ocurriera”. Así que no puede estar equivocado, pero tampoco tener razón.

Por otro lado, está el margen de error. En 2016, las encuestas subestimaron la fuerza de votación republicana. Ahora, y basándose en las elecciones de medio término de 2022, las elecciones de medio término, y estas de 2024, están subestimando la fuerza de votación demócrata.

P: ¿Cómo tiene su modelo en cuenta cuestiones recientes que han alterado la política estadounidense, como la polarización?

R: Verás, cada año alguien viene a mí y dice: “Las cosas ahora son diferentes, tienes que cambiar tus claves”. “Tenemos a un afroamericano postulándose” o “a una mujer; eso nunca había pasado”. El punto es que no puedes cambiar un modelo sobre la marcha.

El modelo se basa en la historia. No estoy emulando a Jeane Dixon [vidente estadounidense] con una bola de cristal. Es un sistema muy robusto que se remonta a 1860, y de manera predecible a principios de la década de 1980. Y en 1860, cuando Abe Lincoln fue elegido, éramos una sociedad agrícola, mayoritariamente blanca, donde las mujeres no podían votar y los afroamericanos estaban esclavizados. Así que las claves han sobrevivido a enormes cambios en nuestra economía, demografía, política y sociedad.

Ahora, ¿significa esto que nunca puedo estar equivocado? Por supuesto, pero se necesita algo bastante extraordinario para romper 160 años de patrones históricos. El problema es que no sabrás qué ha sucedido hasta después.

El sistema de 13 claves de Allan Lichtman

En 1991, Allan Lichtman publicó The 13 Keys to the White House, un libro que presenta el sistema de pronóstico de 13 claves desarrollado inicialmente en 1981 junto al matemático Vladimir Keilis-Borok. Ambos elaboraron el modelo basándose en su análisis de las tendencias en las campañas presidenciales estadounidenses desde el S.XIX. Las claves son las siguientes:

1.Después de las elecciones de mitad de período, el partido oficialista tiene más escaños en la Cámara de Representantes que después de las elecciones de mitad de período anteriores. 

2.No hay una competencia seria para la nominación del partido gobernante. 

3.El candidato del partido en el poder es el presidente en funciones. 

4.No existe ningún tercero o campaña independiente significativa. 

5.La economía no está en recesión durante la campaña electoral. 

6.El crecimiento económico real per cápita es igual o superior al crecimiento medio durante los dos períodos anteriores. 

7.La administración actual efectúa cambios importantes en la política nacional. 

8.No hay malestar social sostenido durante el mandato. 

9.La actual administración no está manchada por ningún escándalo importante. 

10.La administración actual no sufre ningún fracaso importante en asuntos exteriores o militares. 

11.La administración actual logra un éxito importante en asuntos exteriores o militares.

12. El candidato del partido en el poder es carismático o un héroe nacional. 

13.El candidato del partido desafiante no es carismático ni un héroe nacional. 

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