Kamala Harris y Donald Trump se enfrentan en las urnas este martes 5 de noviembre, en estas elecciones 2024 en Estados Unidos, para definir quién será el futuro presidente de ese país. Falta menos de una semana para la contienda electoral y las encuestas revelan que en algunos estados hay un claro favorito, como es el caso de Nueva York, donde la vicepresidenta y candidata demócrata aventaja a su rival republicano por varios puntos porcentuales.
En EE.UU., el resultado de los comicios depende de lo que ocurra en el Colegio Electoral, el órgano protagonista del sistema electoral indirecto de Estados Unidos, en donde cada estado aporta una cantidad fija de miembros que lo componen. Por ejemplo, Nueva York participa con 28 votos electorales. Luego del día de las elecciones, este cuerpo es quien define por mayoría quién será el próximo jefe de Estado.
En Nueva York, la distancia entre Harris y Trump es mucho más abultada que a nivel nacional. La demócrata cosecha una media de apoyo del 55,6%, frente a un 38,9% del republicano, según el promedio de encuestas de FiveThirtyEight. En caso de darse ese resultado en ese estado, la distancia entre ambos sería de casi 17 puntos porcentuales.
Los últimos informes indican una ventaja en estos términos, aunque incluso un poco mayor. El último sondeo local de ActiVote, realizado sobre 400 participantes, reveló que Harris le lleva unos 18 puntos a su adversario: mientras la vicepresidenta ostenta un respaldo del 59%, el republicano cosecha apenas el 41% restante.
“Trump lidera entre los neoyorquinos rurales, los republicanos y aquellos con algunos estudios universitarios”, señala la investigación, que destaca que Harris encabeza en el resto de los segmentos, que incluyen por ejemplo votantes urbanos y suburbanos, de todas las edades, géneros etnias y niveles de ingresos.
La misma brecha de 18 puntos fue registrada por la consultora Cygnal en su última encuesta sobre 600 participantes. Allí, el 57% anticipó que votará por la abogada, mientras que solo un 39% optará por el empresario; además, un 4% de los neoyorquinos reconoció que aún no sabe a quién elegirá.
Hay un 60% de probabilidades de que el ganador obtenga más de 300 votos electorales, lo que en ese caso representaría una elección que no fue en absoluto pareja. Según el periodista de la CNN Harry Anthony, esto pasa porque, si todos los estados bisagra en disputa finalmente van en una misma dirección, podría ocurrir que Harris obtuviera 319 votos electorales (contra 219 de Trump); o bien, en sentido inverso, que el republicano consiguiese 312 votos electorales (contra 226 de Harris).
“Si se analizan los siete estados bisagra, en todos ellos el margen en este momento es inferior a dos puntos. Hay que tener en cuenta que las encuestas no son perfectas. Desde 1972, el error promedio en estos estados es de 3,4 puntos”, explicó el analista respecto a la posibilidad de que esto suceda.
En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, los ciudadanos de cada estado votan por la fórmula y el partido de preferencia. Sin embargo, mientras que otros puestos públicos (como senadores y representantes) se pueden ganar con base en el voto popular, en el caso de la elección para presidente y vicepresidente, el Colegio Electoral es el que determina quién es el ganador de la contienda.
Cada jurisdicción tiene un número de electores definido por la cantidad de senadores y representantes que tiene en el Congreso de EE.UU. Así, en 48 estados y Washington DC, el espacio ganador consigue todos los votos electorales de ese estado, sin importar si se impuso por una mínima diferencia o por un amplio margen. Las excepciones son Maine y Nebraska, que tienen cada uno una variación de representación proporcional.
Por este motivo, los votantes deben elegir al Colegio Electoral, organismo que está conformado por un total de 538 electores. Para ganar la elección, se requiere tener una mayoría de más de 270 votos electorales. El conteo de votos se realiza en el Congreso el 6 de enero de 2025. En caso de que ninguno alcance los 270 electores, desempata la Cámara de Representantes. Finalmente, el candidato que gane asumirá el cargo como presidente de EE.UU. el 20 de enero de ese año.