(ZENIT Noticias / Malí, 30.10.2024).- Según la información que ha recibido la fundación Aid to the Church in Need (ACN), un grupo extremista islamista activo en la región estaría exigiendo un impuesto de 25.000 francos CFA (unos 40 dólares) a todos los adultos cristianos mayores de 18 años en Douna-Pen, la aldea cristiana más grande en la parte oriental de Koro, Mopti.
Este pago sería ahora una condición para practicar su religión libremente. Los extremistas habrían dejado claras sus demandas, recogiendo el dinero de la comunidad con total impunidad hace unos pocos días, informaron a ACN fuentes fidedignas que prefieren permanecer el anonimato por motivos de seguridad. A quienes no han podido o querido obedecer se les habría advertido de la alternativa: el cierre forzoso de sus lugares de culto.
Esta preocupante situación se habría dado por primera vez en la localidad de Dougouténé, cuyos residentes fueron los primeros en pagar la jizya, una especie de impuesto religioso. Ahora, Douna-Pen se ha tenido que enfrentar al mismo destino. Los habitantes de la región temen que las acciones de los extremistas se extiendan a otras aldeas, amenazando aún más la libertad religiosa y la seguridad local.
Anteriormente, los extremistas islámicos ya habían exigido el cierre de las iglesias, protestantes y católicas, en Douna-Pen. Durante un tiempo, una paz incómoda permitió a los residentes practicar su fe, aunque sin el uso de instrumentos musicales durante los servicios de adoración, una clara restricción a sus libertades religiosas.
Una de las fuentes expresó su profunda preocupación por esta escalada, de la ya en sí precaria situación, declarando: «Creemos estar viviendo en un estado secular donde tales prácticas no deberían prosperar pero, desafortunadamente, se está convirtiendo en nuestra nueva realidad. Si las autoridades no actúan, la población pagará impuestos directamente a las arcas de los terroristas, que actúan bajo la bandera del yihadismo en la República de Malí”. Y añade: “Sabemos que el país es grande y se están llevando a cabo acciones en otros lugares. Pero si no se hace nada en esta zona, en un corto plazo, ¡las consecuencias serán desastrosas! ¡Aquí la gente está siendo asesinada como ratas!”.
Douna-Pen, situada en la comuna de Dioungani, es el hogar de una importante población cristiana. La reciente extorsión financiera es solo el último capítulo de una historia de violencia y persecución que azota a la región. La situación se ha visto agravada por la falta de infraestructuras básicas, como carreteras y suministro de agua, y el cierre de escuelas debido a la inseguridad.
Se teme que el pago forzoso de estos fondos a grupos extremistas islámicos pueda crear profundas divisiones entre la población, erosionando la confianza en el gobierno y socavando aún más la frágil estabilidad de la zona. Muchos residentes tienen miedo a ser abandonados por el Estado maliense.
La misma fuente antes mencionada concluyó con una súplica: «Este es el grito de un ciudadano que todavía cree en la República de Mali y en sus líderes” pero necesitamos una acción inmediata para evitar que un conflicto religioso se arraigue en este país. Que Dios nos ayude».
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Maria Lozano