Kamala Harris acababa de gastar millones de dólares en un gran acto de campaña a las espaldas de la Casa Blanca, donde buscó contraponer el discurso de odio de Donald Trump con una mirada positiva y con un llamado a la unidad cuando, minutos después, le llegó un misil desde las entrañas de su partido que no solo le embarró la fiesta sino que complica el final de su campaña a una semana de las elecciones: el presidente Joe Biden dijo que los simpatizantes que apoyan a Trump –unos 74 millones de estadounidenses– son “basura”.
Cuando caía la tarde en Washington y ya se encendía el prime time de la televisión de Estados Unidos, Harris dio un esperado “alegato final” de campaña ante una multitud que la organización calculó en 75.000 personas, urgiendo a la nación ir más allá de las divisiones violentas del país y “comenzar a dejar de señalarse con el dedo y juntar brazos” para un futuro de unidad.
“¡Kamala, Kamala!”, alentaban sus seguidores con banderitas y pulseritas de luces en las muñecas mientras la escuchaban. Es tiempo, dijo, de que “Estados Unidos rechace los planes de los aspirantes a dictadores” y comience a “escribir el siguiente capítulo de la historia más extraordinaria jamás contada”, clamó la candidata que subió al escenario con música de Beyoncé.
“Es hora de pasar página al drama y el conflicto, el miedo y la división”, arengó, desde un atril que estaba protegido por un vidrio blindado.
El escenario elegido era simbólico, justo el parque donde el 6 de enero de 2021 Trump había llamado a sus seguidores a “luchar con todo” contra un supuesto fraude electoral, que luego derivó en el asalto al Capitolio. Ella buscaba precisamente diferenciarse de la retórica divisiva y de odio del magnate y sus seguidores, sobre todo luego del acto republicano del Madison Square Garden del domingo en New York, que estuvo inundado de diatribas xenófobas, racistas y machistas contra los inmigrantes, minorías y contra la candidata misma.
En la noche neoyorquina un comediante había dado la nota que acaparó todos los títulos cuando dijo que Puerto Rico era una isla flotante de “basura” en el océano. Si bien no fueron palabras de Trump, los invitados en el escenario sintieron una virtual luz verde para decir ese tipo de términos que son usuales en los actos del republicano y en boca del magnate y que festejan sus seguidores.
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Se trata de Tony Hinchcliffe. Lo dijo durante su discurso en un evento de campaña de Donald Trump en el Madison Square Garden.
Los demócratas entonces reaccionaron con fuertes críticas a esas declaraciones y la comunidad portorriqueña –incluso la republicana– se sintió dolida y artistas originarios de la isla como Ricky Martin, Bad Bunny y Jennifer López manifestaron su descontento. Los republicanos comenzaron a preocuparse por el golpe, porque los portorriqueños son claves en estados como Pennsylvania, que puede definir la elección, donde Harris y Trump están muy parejos. Trump tuvo que salir a decir que amaba a esa comunidad y que su acto había sido lleno “de amor”.
Por eso Harris buscaba en Washington mostrarse como una alternativa al odio y a la retórica incendiaria de su rival. Carmen Rodríguez, salvadoreña y presidenta del Latino Caucus de un condado vecino a Washington, levantaba en primera fila un cartel que decía en español “La Presidenta”. “De Kamala espero cosas positivas, no como lo que están haciendo los republicanos, siempre atacándonos a los inmigrantes, a todas las personas que hemos trabajado tan duro para estar en este país”, dijo a Clarín.
Sin embargo, al final del acto, Harris sufrió un embate inesperado, desde sus propias filas.
En una llamada organizada por el grupo de defensa hispana Voto Latino, Biden respondió una pregunta sobre el comediante que había llamado a “basura” a Puerto Rico. De manera algo confusa, el presidente dijo: “Apenas el otro día, un orador en su mitin llamó a Puerto Rico una isla flotante de basura. Bueno, déjenme decirles algo, yo no conozco al puertorriqueño que conozco, el Puerto Rico de donde e… en mi estado natal de Delaware. Son personas buenas, decentes y honorables”, dijo.
La única basura que veo flotando por allí son sus seguidores. Su satanización de los latinos es inconcebible y es antiestadounidense. Va completamente en contra de todo lo que hemos hecho, todo lo que hemos sido
Joe BidenPresidente de Estados Unidos
El presidente luego agregó: “La única basura que veo flotando por allí son sus seguidores. Su satanización de los latinos es inconcebible y es antiestadounidense. Va completamente en contra de todo lo que hemos hecho, todo lo que hemos sido”.
Las palabras de Biden alarmaron a la campaña ya que contrastaban profundamente con el mensaje que buscaba ofrecer Kamala en su discurso en Washington y ofrecían un blanco de ataque justo en un tema en que los republicanos aparecían complicados.
Earlier today I referred to the hateful rhetoric about Puerto Rico spewed by Trump’s supporter at his Madison Square Garden rally as garbage—which is the only word I can think of to describe it. His demonization of Latinos is unconscionable. That’s all I meant to say. The…
— Joe Biden (@JoeBiden) October 30, 2024
Enseguida, a través de X, Biden buscó explicar sus dichos: “Hoy más temprano me referí como basura a la retórica de odio contra Puerto Rico que profirió el seguidor de Trump en su mitin en el Madison Square Garden, que es la única palabra que me viene a la mente para describirla. Su satanización de los latinos es inconcebible. Eso fue todo lo que quise decir. Los comentarios en ese acto no reflejan quiénes somos como nación”.
El contraataque republicano de los seguidores de Donald Trump
Pero los republicanos aprovecharon las palabras presidenciales, comparándola con un comentario de Hillary Clinton en 2016 cuando se refirió a los partidarios de Trump como “una canasta de deplorables”, lo que motivó a que más trumpistas salieran a votar y que ella finalmente perdiera los comicios.
En un acto junto a Trump, el senador Marco Rubio dijo: Biden acaba de llamar “basura” a nuestros seguidores. Está hablando de los agentes fronterizos, enfermeras, maestros, los estadounidenses que aman nuestro país. Kamala cree exactamente lo mismo”. “¡No somos basuras, somos patriotas!”
El senador JD Vance de Ohio, compañero de fórmula de Trump, dijo: “Esto es repugnante. Kamala Harris y su jefe Joe Biden están atacando a la mitad del país”.
La campaña de Trump convirtió rápidamente el comentario de Biden en un llamado a la recaudación de fondos. “EL JEFE DE KAMALA, JOE BIDEN, ACABA DE LLAMAR BASURA A TODOS MIS SEGUIDORES”, dijo la organización en un mensaje de texto a sus seguidores.
Más tarde, Trump subió posteó en su red social: “Mientras yo conduzco una campaña de soluciones positivas para EE.UU., Kamala Harris hace una campaña de odio”, dijo. “Ahora, sobre todo, Joe Biden ha llamado basura a nuestros seguidores. No se puede liderar a EE.UU. si no se ama a los estadounidenses”, dijo. “Damos la bienvenida a un histórico número de latinos, afroamericanos, asiáticos americanos y ciudadanos de cada raza, religión, color y creencia. Es mi deseo de ser el presidente de toda la gente”, agregó.
Era casi la medianoche y Trump cerraba así su día que podría haber sido complicado para él. Kamala había convocado a 75.000 personas (él había llenado el MSP con casi 20.000) y había apelado al voto de los moderados e indecisos con un llamado a la unidad. Pero, sin haberlo previsto, recibió un regalo del cielo –más bien de la Casa Blanca— y terminó una jornada difícil con un festejo.