El informe del Fondo de Defensa Medioambiental (EDF, por su siglas en inglés) remarca la preocupación de investigadores y ecologistas por la contribución de la industria petrolera al cambio climático y la posible subvaloración en las cifras oficiales.
EDF y sus socios emplearon un avión a reacción equipado con un espectrómetro para medir las emanaciones de metano en 12 cuencas de hidrocarburos y la tasa promedio fue de 7,5 millones de toneladas métricas al año, indica el documento.
Para la ejecución del análisis contaron con herramientas satelitales y realizaron 32 vuelos entre junio y octubre de 2023, lo que arrojó un índice de emisiones cuatro veces superior a las cifras emitidas por la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno, cuyas valoraciones proceden fundamentalmente de datos aportados por la industria.
Según la fuente, en un futuro próximo esperan disponer de un nuevo satélite con el propósito de obtener evaluaciones más precisas sobre la expulsión de metano a la atmósfera a cuenta de la actividad petrolera.
La tasa de emisiones observada hasta el momento es ocho veces superior al objetivo suscrito por 50 empresas multinacionales en la cumbre climática COP28 de Naciones Unidas de limitar la intensidad de sus emisiones de metano a no más del 0,2 por ciento para 2030.
Datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos reconocieron que en 2017 el metano (CH4) representó aproximadamente el 10,2 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero atribuidas en el país a las actividades humanas, entre ellas las relacionadas con la energía, la industria, la agricultura y el manejo de residuos.
A juicio de expertos, el CH4, principal componente del gas natural y subproducto de la extracción de combustibles fósiles, es una potente fuente de contaminación con un poder de calentamiento más de 80 veces superior al del dióxido de carbono durante sus dos primeras décadas en la atmósfera.
La industria del petróleo y el gas figura entre las principales fuentes de emisiones mundiales de metano, según la Agencia Internacional de la Energía.
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