“En la Casa Blanca, la Sra. Harris ha sido parte integrante de la administración más anticristiana que se recuerda”. La frase es del senador y candidato a vicepresidente J.D. Vance, pero resume el sentir de millones de cristianos que han sufrido la persecución desatada por el Ejecutivo durante el último mandato. Algo “irónico, dada la fe católica del Presidente Joe Biden“, como apostilla el político.
Vance hizo estas afirmaciones en una columna de opinión publicada en el Pittsburgh Post Gazette el 24 de octubre, en la que recoge los ataques que los cristianos, en especial los católicos, vienen sufriendo por parte de los líderes de la nación. No obstante, el senador no apunta sólo a Biden y Harris, sino que denuncia que se trata de una actitud que demasiado extendida entre los líderes del Partido Azul.
De hecho, comienza su columna con los últimos ataques a la fe, y el primero de los casos es la burla de la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, a la Eucaristía. El segundo caso es la ausencia de la propia vicepresidenta en la Al Smith Dinner en beneficio de organizaciones benéficas cristianas. Se trata de la primera candidata en 40 años que faltó a esta cita.
Instrumentalización del DOJ contra los cristianos
Por supuesto, no han sido los únicos, ni los más graves, agravios y abusos sufridos por los cristianos a manos de la Administración Biden-Harris, como el propio candidato a vicepresidente recoge en su artículo. Vance denuncia especialmente los asaltos a destacados provida en sus domicilios por parte del FBI, frente a su familia, y tratándolos como si fueran terroristas armados. De hecho la utilización partidista por parte de las autoridades de la FACE Act han provocado más arrestos por rezar frente a una clínica abortistas que por atacar o quemar templos.
Vance, que se presenta como católico, no está solo. Hace pocos días fue Jim Nicholson, exsecretario de Asuntos de los Veteranos, expresidente del Comité Nacional Republicano y exembajador en el Vaticano, denunció “el omnipresente anticatolicismo del actual Partido Demócrata“, que calificó como “atroz” y “sin precedentes”. “¿Qué deben pensar los estadounidenses, excepto que el Partido Demócrata está profundamente perturbado en mente y espíritu sobre el catolicismo?”, se preguntó.
Votar a Trump “un acto de supervivencia nacional”
Por ello, y a pesar de que no lo respaldó en las primarias, Nicholson considera una “cuestión existencial” que votar a Trump: “Entre la economía y todo el peligro internacional que estamos viendo, votar a Trump es un acto de supervivencia nacional”. Y también en lo que refiere a la fe tras la deriva del Partido Azul contra los católicos: “¿Cómo es posible que el primer partido que propuso a un católico para la presidencia y luego eligió a un presidente católico acabe teniendo a uno de sus gobernadores más destacados burlándose de la Eucaristía?“.
También denunció las políticas radicales que defiende fervientemente la Administración del “católico” Biden en especial en lo que se refiere al aborto o a la corriente trans: “¿Y qué hay de la posición extremista del Partido Demócrata sobre el aborto que el senador Vance mencionó en el debate sobre la vicepresidencia? O la administración Biden enviando deliberadamente un mensaje transgénero en lugar de un pregón del Domingo de Pascua”. Además, Nicholson hizo hincapié en la importancia de lo que indica el plantón de Harris a la Al Smith Dinner:
La ausencia a la Al Smith Dinner, “símbolo del oscuro giro que han tomado los demócratas”
“Y entonces, Kamala Harris rechaza la cena de Al Smith. Se podría decir que esta acción, aunque menos atroz que las otras, fue simbólica del oscuro giro que han tomado los demócratas y Harris. La cena Al Smith, iniciada en 1945 para recaudar fondos para los niños necesitados de la archidiócesis católica de Nueva York y honrar al que fuera gobernador católico de Nueva York y candidato presidencial que le da nombre, fue descrita ya en 1960 por el historiador Theodore H. White como ‘un ritual de la política estadounidense‘”.
El sentimiento sobre la Al Smith Dinner no es algo exclusivo ni baladí. Desde entonces la vicepresidente ha perdido los 1,5 puntos de ventaja que llevaba en las encuestas, además de ver cómo las proyecciones de medios y encuestadores de izquierda sitúan a Trump en la Casa Blanca.