El paso reciente de un cometa a una distancia inusualmente cercana a la Tierra ha dejado asombrados a la comunidad científica y a los aficionados de la astronomía, no solo por la belleza del fenómeno, sino también por una característica inesperada: una aparente segunda cola. Este fenómeno, que parece ir en contra de las leyes conocidas de la física, ha generado gran interés y curiosidad, pues se trata de un suceso que ocurre en muy pocas ocasiones.
Imagen de C/2023 A3, el “cometa del siglo”, con su anti-cola y un avión atravesando. Es la fina línea que se proyecta hacia abajo. Créditos: @geologoenapuros
A diferencia de otros cuerpos celestes que presentan características más predecibles, este cometa parece haber sorprendido a los astrónomos al mostrar una ilusión óptica única en su trayectoria. Un fenómeno similar fue capturado en enero de 2023 por dos españoles y compartido en la famosa página de la Imagen Astronómica del día de la NASA (APOD).
Una vista triple del cometa ZTF. Créditos: APOD / Javier Caldera & Miguel Gracia
El cometa del siglo: un fenómeno cósmico inigualable
El cometa C/2023 A3, conocido como Tsuchinshan-ATLAS, fue descubierto en 2023 mientras cruzaba entre Saturno y Júpiter, rumbo a los planetas interiores. Este cuerpo celeste, proveniente de la lejana Nube de Oort, tiene una órbita que le permite aproximarse a la Tierra cada 80.000 años, lo que lo convierte en un fenómeno extraordinario para los astrónomos y observadores alrededor del mundo. En octubre de 2024, alcanzó su punto más cercano a nuestro planeta, situándose a unos 70,6 millones de kilómetros.
Desde finales de septiembre, Tsuchinshan-ATLAS se ha vuelto visible a simple vista, alcanzando su brillo máximo el 12 de octubre de 2024. Esta cercanía relativa ha permitido que millones de personas puedan observarlo sin necesidad de equipos especializados, aunque un par de binoculares o telescopios pequeños facilitan una vista detallada. El interés en este cometa ha crecido debido a su notable luminosidad y su composición rica en polvo y gases que interactúan con el viento solar.
Además de su espectacular cola principal, Tsuchinshan-ATLAS sorprendió a los científicos al presentar una “anti-cola,” un fenómeno que parece desafiar las leyes físicas al proyectarse en sentido contrario a la cola principal.
magen de C/2023 A3, el “cometa del siglo”. Es la fina línea que se proyecta hacia abajo y a la derechaCréditos: @geologoenapuros
La ilusión óptica de la segunda cola
El fenómeno de la “segunda cola”, conocido en la comunidad astronómica como “anti-cola”, ocurre debido a una alineación específica entre la Tierra, el cometa y el Sol. Cuando la Tierra cruza el plano orbital del cometa, el polvo y las partículas dejadas a su paso reflejan la luz del Sol de una forma que crea la apariencia de una segunda cola, apuntando hacia el frente del cometa en vez de hacia atrás
Para este artículo hemos consultado al experto geólogo Nahúm Méndez, quien nos ha facilitado dos extraordinarias fotografías. Sobre la visibilidad comenta: “Yo desde un cielo a las afueras de un pueblo (pero a nivel del mar) no he sido capaz de verlo a simple vista, pero desde la montaña y un cielo oscuro probablemente aun se vea. La mejor hora es a partir de 45 minutos después de la puesta de Sol, más o menos, mirando al oeste”.
Nahúm Méndez manifiesta que “gracias a que el cometa tiene una magnitud tan elevada, podemos apreciar la anti-cola muy bien incluso con exposiciones cortas y cámaras fotograficas convencionales“.
La “anti-cola” es en realidad una ilusión óptica y no una estructura física del cometa. Este fenómeno es causado principalmente por el ángulo desde el cual observamos el cometa, lo que permite que algunas partículas de polvo se alineen de forma tal que parecen formar una cola en dirección opuesta. Según la Agencia Espacial Europea (ESA), esta característica se ha observado en otros cometas bajo condiciones similares, pero sigue siendo un fenómeno raro y visualmente impactante. La ESA también documentó cómo el satélite SOHO capturó imágenes del cometa mostrando la doble cola, lo cual contribuyó a entender mejor este efecto óptico
Este tipo de ilusión suele mencionarse como un “desafío a las leyes de la física”, ya que para el ojo humano resulta contraintuitivo ver una cola proyectada hacia adelante. Sin embargo, este efecto no contradice las leyes físicas: simplemente se basa en la manera en que las partículas reflejan la luz solar y en la perspectiva desde la Tierra. El cometa Tsuchinshan-ATLAS es un ejemplo fascinante de cómo las condiciones de observación pueden alterar nuestra percepción de los fenómenos astronómicos.
Cometa Lulin. La anticola está a la izquierda. Fuente: Wikipedia / Joseph Brimacombe, Cairns, Australia.
La historia y el impacto cultural de los cometas en la astronomía
La observación y el estudio de los cometas tiene una historia milenaria. Desde las primeras civilizaciones, estos cuerpos celestes fueron considerados fenómenos extraordinarios, a menudo interpretados como presagios de eventos importantes o cambios trascendentales. Los registros históricos muestran que culturas antiguas, como las civilizaciones china, babilónica y mesoamericana, documentaron meticulosamente la aparición de cometas, asignándoles un simbolismo que perduraría durante siglos. En particular, algunos cometas fueron vinculados a eventos bélicos, caídas de reinos o cambios en el liderazgo, lo que reflejaba una visión de los cometas como anunciadores del destino.
Recreación de un cometa en el cielo. Fuente: Midjourney / Eugenio Fdz.
A partir del Renacimiento, con el desarrollo del telescopio y el avance de la ciencia, los cometas comenzaron a ser comprendidos desde una perspectiva más científica. Fue entonces cuando figuras como Edmond Halley, quien calculó la órbita del cometa que lleva su nombre, ayudaron a cambiar la percepción de estos fenómenos. Halley demostró que los cometas siguen órbitas predecibles y pueden regresar al sistema solar periódicamente, estableciendo las bases para una nueva era en la astronomía. A partir de este cambio, los cometas dejaron de ser vistos como fenómenos aislados y sobrenaturales, y comenzaron a ser valorados como objetos de estudio que podrían ofrecer pistas sobre los orígenes y la evolución del sistema solar.
En la actualidad, los cometas como C/2023 A3 Tsuchinshan-ATLAS despiertan un interés que va más allá de su valor científico. Gracias a los avances en tecnología de observación y al fácil acceso a imágenes y datos en tiempo real, la población general puede observar estos fenómenos y comprender su importancia astronómica. Este tipo de cometas sigue cautivando la imaginación del público, recordando que el espacio guarda secretos antiguos y sorprendentes, a la espera de ser descubiertos y comprendidos por la ciencia y la cultura humana.
