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Inmigrantes que venden en las calles para subsistir se ven forzados a llevar consigo sus hijos: “¿Dónde la voy a dejar?”

Autor: TELEMUNDO.com

Por Valerie Castro y Jeremy Cairo — NBC News

Se han convertido en parte del tejido de la vida neoyorquina, entrando y saliendo de los vagones del metro mientras venden sus mercancías a los pasajeros. Usualmente ofertan un surtido de chocolates, chicles, y también frutas como mango y sandía, empacadas en vasos de plástico. A menudo, estas vendedoras son mujeres inmigrantes. A veces las acompañan sus hijos pequeños. 

NBC News, la cadena hermana de Noticias Telemundo, se puso en contacto con varias mujeres en los andenes del metro de Manhattan y Queens el año pasado para pedirles que contaran las historias de su llegada a Estados Unidos. Todas se negaron por miedo a que les quitaran a sus hijos o a que les impusieran multas por vender.

Con la ayuda de Algun Dia, un proyecto que busca a ayudar a los vendedores inmigrantes, NBC News se puso en contacto con una mujer llamada Lorena, que llegó a Estados Unidos el año pasado con su marido y su hija, de 3 años, quienes han solicitado asilo y permisos de trabajo.

Mientras espera ese permiso legal, Lorena ha estado ganando unos 50 dólares al día con la venta de fruta, una actividad que realiza con su hija a la espalda. Ella accedió a hablar con la condición de que no se utilizara su apellido ni se identificara a la niña.

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Lorena vende fruta y dulces en el metro de Nueva York tras haber emigrado a EE.UU. con su esposo y su hija, de 3 años. NBC News

“¿Dónde la voy a dejar?”, dijo Lorena cuando se le preguntó por su hija. “A veces se duerme y la cargo con una sábana atada alrededor para empujar el carrito”.

La venta de comida sin licencia es ilegal en la ciudad, y puede conducir a una multa de 1,000 dólares o más. La ciudad ha aplicado esta medida en el pasado a inmigrantes, y al menos un caso publicado en redes sociales provocó protestas públicas.

Durante 2024 se han expedido más de 3,000 citaciones a vendedores sin licencia, de acuerdo con el Departamento de Saneamiento de la ciudad.

Las licencias de venta de alimentos cuestan 50 dólares por solicitud, pero se necesita un permiso adicional para operar unidades móviles desde las que se venden alimentos, como los carritos. La ciudad sólo expide un número limitado de permisos, y la lista de espera es larga.

Lorena sabe que vender sin licencia es ilegal, pero sigue haciéndolo porque, según dijo, es la única opción que tiene su familia tras emigrar a Estados Unidos. Contó que atravesaron selvas peligrosas, tuvieron encuentros con ladrones y vivieron innumerables horrores. En un momento dado, afirmó Lorena, escondió su dinero dentro de los pañales de su hija para que no se lo robaran.

Hablando entre lágrimas, contó que la familia perseveró para dar a su única hija la oportunidad de una vida mejor.

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“Me siento mal porque es la única que tengo. No tengo más hijos. Sólo estoy yo. La tuve a los 37 años por la gracia de Dios, porque intenté de muchas maneras tenerla”, aseveró Lorena.

Funcionarios de la ciudad de Nueva York declararon a NBC News que más de 47,000 familias inmigrantes con niños permanecen en el sistema de albergues creado para alojarlos.

Un programa municipal llamado Promise NYC ha intentado solucionar algunos de los problemas, asociándose con organizaciones locales para proporcionar atención infantil gratuita mediante subvenciones a las guarderías que matriculan a niños inmigrantes. Muchos programas similares están restringidos a ciudadanos estadounidenses.

“[El programa] proporciona el mismo tipo de ayuda para el cuidado de los niños que obtienen otras familias con bajos ingresos en la ciudad de Nueva York para los niños que no cumplen los requisitos para ese programa, debido a su estatus migratorio”, dijo Liza Schwartzwald, estratega política de la Coalición de Inmigración de Nueva York.

Una encuesta realizada por Algun Dia, el proyecto que ayuda a vendedores inmigrantes, reveló que muchas familias comparten la misma necesidad.

“Descubrimos que el 84% de las personas encuestadas vendían por necesidad, y lo hacían por falta de guarderías. ¿Dónde van a dejar a sus hijos?”, explicó Tiffany Hervas, trabajadora social de Algun Dia.

Desde que Promise NYC se puso en marcha el año pasado, la financiación municipal no ha dejado de crecer, hasta alcanzar un presupuesto aprobado de 25 millones de dólares para 2025, suficiente para atender a 1,000 niños, según la ciudad. El reto, dijeron los empleados, es asegurarse de que familias como la de Lorena sepan que Promise NYC existe.

Horas después de que Lorena hablara con NBC News, Algun Dia pudo encontrar una plaza para su hija en una guardería cercana.

Hervas le dio la noticia. 

“Cuando la llamé por teléfono se puso a llorar, como diciendo: ‘¿por qué no se pudo hacer esto antes? ¿Cómo es que no me enteré de esto, quedando a cinco cuadras de aquí?’. Para eso existimos, ¿no? Para que la gente conozca las ayudas que tiene a su alrededor, para que se conecten directamente y para que puedan respirar y creer de nuevo y cumplir el sueño americano”, afirmó.

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