El superintendente del estado de Oklahoma, Ryan Walters, encabeza un controvertido mandato para reintroducir la Biblia en las aulas de las escuelas públicas, una de varias medidas basadas en la fe que han dado lugar a aproximadamente 30 demandas de varios grupos, incluida la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU).
“Seguiremos enfrentándonos a estos grupos radicales de izquierda y diremos: escuchen, la Biblia, en su contexto histórico, pertenece a las aulas”, dijo Walters. “Y, francamente, ¿qué hemos visto desde que se eliminó la Biblia de las aulas? La sociedad, en casi todos los sentidos, ha ido cuesta abajo”.
Walters cree que devolver la Biblia a las aulas de Oklahoma es parte de restaurar los valores fundamentales de la educación que fueron eliminados por la Corte Suprema hace décadas.
“No estamos presionando a las personas para que sean cristianas. No estamos imponiéndoles una religión. Lo que estamos haciendo es asegurarnos de que nuestros hijos comprendan la historia estadounidense, y eso es esencial para que nuestros hijos comprendan lo que hizo grande a Estados Unidos”, agregó.
Hijo de un pastor y ex profesor de historia, Walters ha atraído la atención nacional por obligar a los profesores de Oklahoma a utilizar una copia física de la Biblia durante la instrucción de los estudiantes, junto con la Constitución de los Estados Unidos, la Declaración de Independencia y los Diez Mandamientos. Insiste en que estos documentos son cruciales para una educación adecuada.
Walters también ha enfrentado escrutinio por una decisión reciente que requiere que las Biblias sean la versión King James, encuadernadas en cuero, e incluyan la Constitución de los Estados Unidos y el Juramento a la Bandera.
Las únicas Biblias que cumplieron con los criterios fueron las respaldadas por el expresidente Donald Trump. En una declaración, Walters negó cualquier preferencia por una organización en particular y señaló que tal favoritismo violaría la ley estatal.
“Está bien, a usted no le gusta el cristianismo. Entonces, ¿no va a decirle a los niños que los peregrinos vinieron aquí para escapar de la persecución religiosa? Bueno, entonces no va a ser profesor de historia en Oklahoma”, afirmó Walters.
Los críticos argumentan que este mandato cruza la línea entre la instrucción religiosa y la educación secular, una línea definida por fallos de la Corte Suprema como Engel v. Vitale (1962) y Abington School District v. Schempp (1963), que prohíben las lecturas de la Biblia y la oración patrocinadas por la escuela.
“Hemos visto cómo la Corte Suprema, a partir de los años 60, y luego los sindicatos de docentes, han expulsado la Biblia de las escuelas de todas las formas posibles”, dijo Walters. “Cuando asumí el cargo, recibimos múltiples amenazas de demandas judiciales por parte de organizaciones ateas nacionales que decían a los docentes que eliminaran la Biblia… que eliminaran los versículos bíblicos, que nunca mencionaran a Dios ni a Jesús en el aula. Bueno, piensen en lo absurdo que es eso. ¿Cómo se les enseña a los peregrinos por qué vinieron a Estados Unidos si no se puede mencionar la Biblia jamás?”.
Varias organizaciones, incluida la ACLU, han presentado demandas contra la oficina de Walters, argumentando que el mandato viola la Cláusula de Establecimiento de la Constitución de Estados Unidos, que prohíbe las actividades religiosas patrocinadas por el gobierno en las escuelas públicas.
“Están intentando detener nuestra agenda a través del sistema judicial. Y miren, no voy a dar marcha atrás porque los grupos radicales seguirán demandándonos. Vamos a luchar en todos los frentes por los padres de Oklahoma”, dijo Walters.
La ACLU también ha presentado una demanda contra Walters y la Junta Estatal de Escuelas Charter Virtuales de Oklahoma, impugnando la aprobación de la Escuela Virtual Católica St. Isidore of Seville, que podría convertirse en la primera escuela charter religiosa financiada con fondos públicos del país. Los críticos argumentan que el uso de dinero de los contribuyentes para escuelas religiosas viola tanto la Constitución de Oklahoma como la Cláusula de Establecimiento.
“Seguimos luchando para que St. Isidore pueda abrir sus puertas”, explicó Walters. “Hemos tenido varias batallas legales. Soy muy optimista de que esto llegará a la Corte Suprema de Estados Unidos y se nos permitirá abrir la escuela. He estado abogando por esta escuela. Es la primera escuela charter cristiana del país. Estamos muy emocionados de tenerla aquí en Oklahoma, pero, una vez más, tenemos algunos obstáculos legales que superar”.
Estos casos se encuentran entre las docenas de demandas presentadas contra la oficina de Walters, que también incluyen reclamos por despido injustificado, represalias contra denunciantes y otras violaciones constitucionales.
La iniciativa de Walters de incluir la Biblia en las aulas forma parte de una estrategia más amplia para reformar el sistema educativo de Oklahoma, junto con la prohibición de la teoría crítica de la raza y la ampliación de la libertad de elección de escuelas. Cree que estas políticas fortalecerán los valores de Oklahoma y mejorarán su situación educativa.
“Lo que estamos haciendo aquí en Oklahoma es luchar contra eso. Lo estamos haciendo de varias maneras: con la libertad de elección de escuela. Queremos que los padres decidan por sus hijos. También estamos incorporando los incentivos del libre mercado a nuestras escuelas. Oye, en Oklahoma pagamos según el mérito. ¿Hace un gran trabajo como maestro? Te pagaremos hasta 100.000 dólares. Queremos a los mejores y más brillantes. En tercer lugar, vamos a traer la Biblia de vuelta a nuestras escuelas. Vamos a volver a lo básico. La Biblia es absolutamente esencial para entender la historia estadounidense”, dijo Walters.
A medida que Walters continúa impulsando reformas, las batallas legales sobre estos temas se desarrollarán en los tribunales, lo que potencialmente transformará la educación no solo en Oklahoma, sino en todo el país.
