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La dificultad de contar las muertes reales provocadas por un huracán

Autor: National Geographic

Antes de que el huracán Helene tocara tierra en Florida (Estados Unidos), los meteorólogos advirtieron que probablemente causaría inundaciones sin precedentes, catastróficas y mortales. Pero la devastación en todo el sureste ha sido impactante, con comunidades enteras sumergidas bajo el agua y edificios derrumbados.

“No sé si se podría estar realmente preparado para la cantidad de inundaciones y deslizamientos de tierra que están sufriendo en este momento”, dijo la administradora de Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), Deanne Criswell, a la cadena de televisión CBS poco después de que la tormenta pasara por Carolina del Norte, donde se registraron niveles históricos de inundaciones.

Los efectos totales del huracán aún no están claros, ya que los continuos cortes de luz complican las comunicaciones y algunas áreas permanecen aisladas debido a la cantidad de carreteras cortadas. Aun así, las primeras estimaciones apuntan a que Helene fue una de las tormentas más devastadoras del último siglo y una de las más mortíferas

Según Associated Press, hasta el 3 de octubre se habían declarado más de 180 muertes relacionadas con la tormenta en Florida, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia. Con cientos de personas aún desaparecidas, se espera que ese número aumente en los próximos días y, según un estudio publicado el 2 de octubre en Nature, durante muchos años. 

Los coautores Rachel Young y Solomon Hsiang analizaron los efectos de las 501 tormentas tropicales que han azotado los Estados Unidos contiguos entre 1930 y 2015.  Al observar la diferencia en las tasas de mortalidad antes y después de las tormentas, rastrearon las “exceso de muertes” para ver cuántas personas murieron por encima del promedio mensual habitual y cuánto tiempo continuó ese aumento en la tasa de mortalidad. Descubrieron que, en promedio, cada evento de tormenta tropical causa entre 7000 y 11 000 muertes adicionales, con efectos en la salud que persisten mucho después de que el huracán toque tierra.

“Pensábamos que tal vez habría seis meses de efectos retardados, tal vez un año”, dice Young, estudiante de postdoctordo en UC Berkeley.

Pero, “vimos como [el exceso de muertes] siguió subiendo durante unos 15 años después de la tormenta, cuando ya empezó a remitir”.

Él y Hsiang se quedaron “atónitos” los hallazgos de su nuevo estudio, dice. Sus estadísticas superan con creces las de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), que atribuye 24 muertes a una tormenta tropical promedio. Las cifras de muertes por huracanes han sido controvertidas desde hace mucho tiempo, ya que los investigadores y los sobrevivientes de un huracán dicen que los informes oficiales de muertes a menudo subestiman el número de victimas. 

Parte de esta discrepancia se debe a los diferentes plazos considerados en varios recuentos, así como a las causas de muerte que se tienen en cuenta, explica Young. Hay lo que los investigadores denominan “muertes directas”, que se derivan de la propia tormenta, como ser golpeado por los escombros. Estas son muchas de las víctimas el huracán Helene de las que estamos empezando a enterarnos ahora.

Luego, están las “muertes indirectas”, que se incluyeron en el estudio de Young y Hsiang, pero tienden a tener menos en cuenta en los recuentos oficiales, particularmente cuando ocurren significativamente después de una tormenta. Young dice que esto incluye la pérdida de vidas derivadas de los cambios sanitarios, económicos y sociales de largo desarrollo causados por un desastre.

Por ejemplo, si alguien vacía su cuenta bancaria para reconstruir, es posible que no pueda pagar una atención médica adecuada en el futuro o, si tiene que mudarse, es posible que no tenga una red social en la que confiar durante futuras emergencias de salud.

Además, hay factores ambientales continuos derivados de las tormentas, como la contaminación, que pueden suponer un peligro continuo para la salud de alguien, o simplemente el estrés de sobrevivir a una tormenta en sí mismo puede tener un impacto significativo en la salud. Estas muertes son más difíciles de atribuir a las tormentas, dice Young, lo cual es parte de la razón por la que hay una disparidad entre las estadísticas de su estudio y las de la NOAA.

“Si bien la causa [de la muerte] registrada no es necesariamente ‘huracán’, sabemos que los huracanes están creando condiciones en las que las personas mueren antes de lo que lo habrían hecho sino hubieran sufrido la tormenta”, dice Young.

Según la investigación de Young y Hsiang, las tormentas tropicales contribuyeron a más muertes que las causadas por accidentes automovilísticos o enfermedades infecciosas durante el período de 85 años que rastrearon. Sus hallazgos se basan en un creciente cuerpo de trabajo que postula que los huracanes pueden ser impulsores importantes de crisis de salud pública.

Robbie Parks, profesor asistente de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Columbia, ha publicado varios artículos que analizan los efectos a corto plazo de las tormentas tropicales en la mortalidad y descubrió que incluso en las semanas posteriores a las tormentas, las muertes a menudo se subestiman. Parks, que no participó en el nuevo estudio, se ha centrado en las personas socialmente vulnerables en particular y ha descubierto que las comunidades marginadas experimentan efectos en la salud de manera desproporcionada. 

En cuanto al huracán Helene, Parks expresó su preocupación por la continua pérdida de luz y la incomunicación, diciendo que estos problemas prolongados a menudo conducen a problemas de salud a largo plazo. Apoya los hallazgos del estudio de Young y Hsiang, señalando la necesidad de prolongar la asistencia y la atención dirigidas a los sobrevivientes de tormentas tropicales.

“Comprender las consecuencias de los huracanes es fundamental para comprender cómo responder realmente a ellos a corto y largo plazo”, dice Parks.

Young dice que espera que la publicación de su estudio, que llegó pocos días después de que Helene tocara tierra, de pie a una conversación sobre los desafíos de hacer que las personas estén “totalmente recuperadas” después de este tipo de desastres.

“Esperamos que este estudio ayude a arrojar luz sobre la posibilidad de que haya un sufrimiento a largo plazo, ayude a estimular pagos más rápidos de las compañías de seguros [y] ayude a asegurarnos de que pensamos en los efectos que pueden sufrir estas personas a largo pazo”, dice.

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