La junta directiva del FC Barcelona, encabezada por el presidente Joan Laporta, se ha reunido este mediodía en las oficinas del club de forma extraordinaria y, tras un largo encuentro, ha aprobado el cierre del ejercicio económico del pasado curso, así como una previsión del presupuesto de la presente temporada.
Tras aceptar el pasado jueves la petición de los auditores, Grant Thornton, de aplazar la aprobación a este lunes, último día que tenía la junta para hacerlo, la directiva ha aprobado el cierre del ejercicio económico de la temporada 2023-24 con un beneficio en el ejercicio ordinario de doce millones de euros. El resultado final, sin embargo, es de 91 millones de euros de pérdidas debido a la actividad extraordinaria y al eterno problema de Barça Vision.
Analizando el ejercicio, la junta directiva ha querido destacar unos ingresos récord en patrocinio de 210 millones de euros, así como una facturación también récord de BLM de 110 millones, con un incremento del 72% en relación con el año 2018. Otro aspecto a destacar en el capítulo de ingresos son los 80 millones de euros logrados con el traspaso de jugadores como Dembélé, Kessie, Nico, Abde, Chadi o Marc Guiu. Eso sí, la junta directiva destaca que se han dejado de ingresar más de 100 millones por el traslado del primer equipo a Montjuïc, algo necesario para avanzar en las obras del nuevo Spotify Camp Nou.
En el capítulo de gastos, destaca una rebaja de 170 millones de euros en la masa salarial, que queda en poco más de 500 millones, situándose en los parámetros que recomienda la UEFA, así como una reducción significativa en el gasto y el déficit de las secciones profesionales del club, destacando que la de baloncesto solo pierde diez millones de euros y la de fútbol femenino gana 600.000 euros a pesar de haber tenido que pagar importantes premios a la plantilla por la consecución de la Champions.
Barça Vision
Todas estas buenas noticias en el ejercicio ordinario, sin embargo, no se repiten con el ejercicio extraordinario. Los eternos problemas con Barça Vision llevan al club a tener que cerrar el ejercicio final con unas pérdidas de 91 millones de euros, algo que ha tenido que aceptar la junta directiva porque así se lo han ordenado hacer los auditores, que han depreciado el valor inicial de la sociedad.
El problema viene de lejos, del verano del 2022, cuando la directiva azulgrana tuvo que recurrir a distintas palancas para poder reforzar la plantilla. Una de ellas fue valorar Barça Vision en 408 millones de euros y vender el 49% de la sociedad. Aquel verano ingresaron 20 millones de euros de Socios.com y Orpheus Media y se estableció un calendario de pagos para los veranos del 2023, 2024 y 2025 que no se ha cumplido. De todo ese dinero, tras distintas operaciones con Nipa Capital, Libero y una última con Aramark, solo se han ingresado 35 millones más, veinte de Nipa y quince de Aramark.
Por ello, los auditores obligan a la junta directiva a provisionar 141 millones de euros antes de impuestos por los pagos que no se han realizado y por los que todavía quedan por cobrar. Es decir, lo que hacen los auditores es depreciar el valor inicial de la sociedad en 141 millones. La junta lo admite sin renunciar al cobro de todas las cantidades y a que la sociedad acabe teniendo el valor que se le dio en su día.
Todos estos números deberán aprobarlos los socios compromisarios del club en una Asamblea que será convocada durante esta semana y que se celebrará el fin de semana del 19 y 20 de octubre.
