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La Fórmula Uno se despide de una leyenda: Daniel Ricciardo

Autor: Valentina Carrillo

El piloto australiano deja un legado imborrable en la máxima categoría del automovilismo

La Fórmula Uno se despide de una leyenda: Daniel Ricciardo
Daniel Ricciardo acumula ocho victorias en la Fórmula Uno, junto a 17 vueltas rápidas y tres pole positions. Créditos: CNN

El legado del Tejón Mielero

El Tejón Mielero es un mamífero de un tamaño pequeño, pero un coraje que se sobrepone a sus limitaciones físicas. Pese a su apariencia tierna, se les suele llamar ‘el animal más intrépido del mundo’ por su comportamiento agresivo y su disposición a enfrentarse a depredadores de gran tamaño.

No es coincidencia que la sonrisa más reconocida del paddock de la Fórmula Uno haya adoptado a este mamífero como su ‘animal espiritual’ o, si se quiere, su alter ego; puesto que detrás de quien parece ser el tipo más amable de este deporte, existe un carácter audaz y a su vez, un corazón benevolente. Esta misma naturaleza magnánima y temperamento intrépido fueron las cualidades que lo llevaron de Duncraig, un suburbio de Perth, a girar por el mundo compitiendo en los bólidos más veloces del mundo.

A simple vista, Daniel Ricciardo parece un personaje sacado de una ‘Rom-Com’ estadounidense. Un tipo buena onda, el chistoso de la clase y sobre todo, el que no mataría a una mosca. Una especie de Chandler de ‘Friends’, un ‘Happy Gilmore’ o un ‘Teenage Dirtbag’,el protagonista de la famosa canción que puso de moda que los ‘geeks’ le robaran la chica al popular de la clase. Sin embargo, ya sabemos cómo termina esa historia.

La infancia de Ricciardo estuvo profundamente vinculada al automovilismo, en particular a la Fórmula Uno, gracias al entusiasmo de su familia por las carreras. Su padre, Joe o ‘Giuseppe’ se dedicaba al automovilismo como hobby, compitiendo en carreras de clubes. Gracias a ello, Daniel conoció muy pronto el mundo del motor. 

Giuseppe Ricciardo sirvió de mecánico para su hijo, Daniel, mientras el joven australiano ascendía en su camino a la máxima categoría. Créditos: Motorsport.com
Giuseppe Ricciardo sirvió de mecánico para su hijo, Daniel, mientras el joven australiano ascendía en su camino a la máxima categoría. Créditos: Motorsport.com

Comenzó a correr en karts a los nueve años, iniciando así su andadura; en sus primeros años en el karting, aprendió los entresijos de este deporte y fue ascendiendo poco a poco en Australia, antes de trasladarse a Europa para seguir su carrera en el automovilismo.

Antes de trasladarse a Europa, Ricciardo pasó del karting a los monoplazas, compitiendo en el campeonato de Fórmula Ford en Australia. En 2005, a la edad de 16 años, ganó una beca para competir en la Fórmula BMW Asia, lo que supuso su primer paso en la competición internacional. Sus resultados en esta serie fueron lo suficientemente buenos como para que las escuderías europeas se fijaran en él.

A los 17 años, en 2007, Ricciardo dio el gran salto a Europa para perseguir su sueño de convertirse en piloto de Fórmula Uno. Compitió en varias categorías inferiores, incluida la Fórmula Renault, donde siguió desarrollando sus habilidades, para así triunfar en las categorías superiores del automovilismo. Trasladarse a Europa a una edad temprana fue un momento crucial para él, ya que le permitió competir contra rivales más fuertes y mejorar sus posibilidades de llegar a la Fórmula Uno.

El novato completa su primera prueba de fuego

En diciembre de 2009, el Circuito de Jerez se convirtió en un lienzo de sueños cuando Ricciardo se embarcó en su baile inaugural con un monoplaza de Fórmula Uno. Bajo la atenta mirada del Red Bull Junior Team, se puso al volante del formidable Red Bull RB5, una máquina que había sido comandada por leyendas como Sebastian Vettel y Mark Webber.

El debut del piloto australiano en la Fórmula Uno sucedió en Silverstone. Créditos: Motorsport.com
El debut del piloto australiano en la Fórmula Uno sucedió en Silverstone. Créditos: Motorsport.com

No obstante, aquel momento era más que una prueba era el momento que le abriría las puertas a un puesto de piloto reserva tanto en Red Bull Racing como en la Scuderia Toro Rosso, lo que le colocó firmemente en el camino hacia su debut en la máxima categoría. Con este salto, Ricciardo transformó sus aspiraciones en realidad, persiguiendo siempre el horizonte en el que se entrecruzan los sueños y el destino.

El debut del ‘Honey Badger’

El 30 de junio de 2011, Daniel Ricciardo dio un paso gigante en su carrera al debutar en la Fórmula Uno con HRT. El australiano, considerado una de las mayores promesas del automovilismo, llegaba al Gran Circo para reemplazar a Narain Karthikeyan y aportar un nuevo aire al equipo.

Su talento ya había sido evidenciado en pruebas anteriores, como cuando marcó el mejor tiempo en Jerez con el equipo junior de Red Bull. Helmut Marko, el ojo clínico de Red Bull, siempre tuvo claro que Ricciardo era un piloto con un futuro brillante.

Y así, a finales de 2011, se confirmó su fichaje por Toro Rosso, junto a Jean-Éric Vergne. Esta decisión, que dejó fuera a pilotos experimentados como Sébastien Buemi y Jaime Alguersuari, demostraba la ambición de Red Bull por construir un equipo joven y competitivo.

Franz Tost, director de Toro Rosso, explicó que esta apuesta por la juventud se alineaba con la filosofía del equipo: ‘Toro Rosso es la cantera de Red Bull, un lugar donde los jóvenes talentos pueden demostrar su valía y prepararse para el máximo nivel’. Con Ricciardo y Vergne, el futuro de Toro Rosso parecía más emocionante que nunca.

No obstante, su momento de brillar llegó en Red Bull

El STR8 limitó las oportunidades de Ricciardo y Vergne en Toro Rosso, pero el australiano demostró un talento innato que no pasó desapercibido para Red Bull. La oportunidad de reemplazar a Mark Webber en 2014 llegó en el momento justo.

Con el RB10, un monoplaza diseñado a medida para el nuevo motor V6, Ricciardo encontró su hábitat natural. A pesar de compartir garaje con el experimentado Sebastian Vettel, el australiano se ganó rápidamente el respeto del equipo y de sus rivales.

Su carisma y sonrisa lo convertían en un piloto querido, pero su velocidad en pista demostraba que era un competidor feroz. En Canadá, Ricciardo aprovechó las condiciones cambiantes para lograr su primera victoria en la Fórmula 1. Esta victoria no solo fue un hito personal, sino que también marcó el inicio de una nueva era en su carrera.

Junto al equipo austriaco acumuló siete victorias a lo largo de circuitos como el ‘Hungaroring’, ‘Spa’, Baku y la prestigiosa Mónaco, una de las joyas de la triple corona; en la cual hizo del peor escenario posible, una posibilidad para alcanzar la gloria. En un monoplaza que se había quedado sin potencia para la vuelta 28 de 78, por un fallo total de la MGU-K, por lo cual no podía cambiar de velocidades.

De Mónaco a McLaren

Pero, era el momento de reivindicarse y mantener al márgen los malos recuerdos del 2016, cuando su equipo le arrebató la victoria por no tener los neumáticos listos durante la parada en boxes. Ricciardo logró sobrellevar la prueba extrema de una intensa presión por parte de su rival de Ferrari, Vettel, mientras solucionaba los problemas, que también provocaron el sobrecalentamiento de sus frenos.

El escalón más alto del podio le pertenecía al piloto de Perth y lo despedía de manera agridulce de su hogar, Red Bull para mudarse al equipo francés dirigido por Cyril Abiteboul.

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En el 2018 Daniel Ricciardo se quedó con la victoria en Mónaco después de una ardua carrera. Créditos: Fórmula Uno

El paso de Daniel Ricciardo por Renault fue dispar pues se unió al equipo en 2019 después de un exitoso paso por Red Bull Racing.

Aunque mostró destellos de su antigua forma, el equipo francés luchó con la competitividad en comparación con los mejores equipos como Mercedes y Red Bull. El rendimiento del coche y los problemas de fiabilidad a menudo obstaculizaron la capacidad de Ricciardo para lograr resultados consistentes.

A pesar de enfrentar desafíos, el piloto australiano logró dos podios durante su tiempo con Renault: un tercer lugar en el Gran Premio de Alemania en 2019 y un segundo lugar en el Gran Premio de Italia en 2020. Sin embargo, el rendimiento general del equipo no cumplió con las expectativas, y Ricciardo finalmente decidió abandonar Renault al final de la temporada 2020.

Su tiempo en McLaren fue una mezcla de altibajos. Si bien enfrentó desafíos y finalmente abandonó el equipo, logró una memorable victoria en el Gran Premio de Italia de 2021, un punto culminante de su paso por McLaren. A pesar de este triunfo, su rendimiento general no cumplió con las expectativas y, en última instancia, se separó del equipo al finalizar la temporada 2022.

El último 'shoey' de Ricciardo sucedio en Monza, en el 2021. Créditos: Fox Sports
El último ‘shoey’ de Ricciardo sucedio en Monza, en el 2021. Créditos: Fox Sports

Una vez más, en casa

En reemplazo de Nyck De Vries, Ricciardo asumió el mando del AT04 a mitad de la temporada pasada, un reto que se vio truncado por una fractura de muñeca, la cual lo dejó fuera de la competencia por varias carreras. En su lugar, el neozelandés, Liam Lawson se pondría a prueba por primera vez en un monoplaza de la máxima categoría.

En septiembre, justo antes de su regreso triunfal a su segundo gran premio de casa, Texas, Alpha Tauri anunció que conservaría tanto al piloto australiano, como a Yuki Tsunoda para la temporada del 2024. No obstante, si bien el equipo cambiaría de nombre y sumaría algunos patrocinadores a su lista de sponsors, no logró construir un monoplaza lo suficientemente competitivo.

En un año en el que la competencia entre constructores regresó en forma, Visa Cash App RB no ha logrado cimentar su lugar en el campo medio, pues su falta de claridad en las estrategias y contínuos errores en la medición de los tiempos de clasificación les han costado resultados prometedores. Ricciardo logró acumular puntos en tres ocasiones pese a los distintos contratiempos que enfrentó al mando del bólido, como los dos abandonos de carrera y múltiples discusiones sobre el balance del auto.

En lo que parecía ser el punto de ebullición de la escudería apadrinada por Red Bull, el Gran Premio de Singapur era un ultimátum. No obstante, debido a la falta de comunicación y claridad por parte de los equipos y sus directores correspondientes, el ‘Honey Badger’ correría lo que parecía ser su última carrera en la máxima categoría del automovilismo.

No sin antes, claro está, salir a lo grande. En el último giro de la carrera, Ricciardo se llevó tanto la vuelta más rápida del encuentro como el récord de pista con un tiempo de 1:34.486. El último ‘hurrah’ del piloto australiano se vio opacado por la sensación de incertidumbre tanto por parte de sus compañeros, como por parte de los fanáticos fervientes que siguieron cada paso de su carrera.

A través de un post en Instagram, Daniel Ricciardo aclararía que su tiempo con ‘RB’ había caducado, así como su paso por la Fórmula Uno. Agradeciendo a cada una de las personas que, de alguna u otra forma, contribuyeron a construir su sueño de pilotar en la máxima categoría.

‘Aún tiene mucha sangre joven en él’

La despedida de una de las figuras más reconocidas y queridas por el público no podía pasar desapercibida; sin embargo, el estado de limbo en el que lo posicionó el equipo que lo apadrinaba parecía eclipsar un recorrido brillante. A las palabras de aliento se unieron pilotos como George Russell, Oscar Piastri, Lando Norris, Max Verstappen y el siete veces campeón del mundo, Lewis Hamilton, quien decidió resaltar sus cualidades como persona y destacar al ser humano que se ocultaba detrás del mono y el casco.

Aunque el panorama es un tanto desalentador, pues despedirse de manera abrupta nunca es una tarea fácil, el legado que deja Ricciardo excede sus 257 salidas de carrera, 32 podios, 17 vueltas rápidas, ocho victorias y tres pole positions. Quizá su habilidad para conectar con aquellos, cercanos o distantes, fue lo que realmente le otorgó el rótulo de ‘leyenda’.

Más allá de la sonrisa, un carácter intrépido y cómico o su forma audaz de enfrentar los contratiempos, el ‘Honey Badger’ enamoró a una audiencia que supo entender que, cada vez que subía al monoplaza, les esperaba un buen show y que, aún cuando los resultados no reflejaran sus competencias, siempre podrían contar con que había dejado el cien por ciento en las marcas del asfalto.

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