La resistencia a los antibióticos preocupa cada vez más. Los expertos estiman que para 2050, decenas de millones de vidas estarán en peligro. El panorama es alarmante: las bacterias parecen evolucionar más rápido que nuestra capacidad para combatirlas.
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El estudio, publicado en The Lancet, analiza la evolución de la antibiorresistencia desde 1990. Los resultados muestran un aumento preocupante de muertes atribuidas a esta resistencia. Más de un millón de personas ya mueren cada año debido a este fenómeno.
Entre 2025 y 2050, las proyecciones hablan de 39 millones de muertes directamente relacionadas con infecciones resistentes. Aún peor, de manera indirecta, la antibiorresistencia podría estar asociada a 169 millones de muertes durante este período.
Las poblaciones más vulnerables son las personas mayores. De hecho, los fallecimientos entre adultos mayores de 70 años han aumentado en un 80 % desde los años 1990. El envejecimiento demográfico hace que esta parte de la población sea más frágil frente a las infecciones resistentes.
Sin embargo, en los niños menores de cinco años, los avances en la prevención y el control de infecciones han reducido a la mitad las muertes relacionadas con bacterias resistentes. Pero las infecciones en estos jóvenes ahora son más difíciles de tratar.
Entre los patógenos más amenazantes, el estafilococo aureus resistente a la meticilina (SARM) preocupa particularmente. Este último se ha extendido considerablemente a lo largo de las décadas, volviendo ineficaces algunos tratamientos.
A pesar de este oscuro panorama, existen soluciones. Una mejora en el acceso a los antibióticos y un uso más prudente podrían salvar 92 millones de vidas, especialmente en las regiones más afectadas, como el sur de Asia y el África subsahariana.
¿Qué es la antibiorresistencia?
La antibiorresistencia es la capacidad de algunas bacterias para resistir los efectos de los antibióticos. Este fenómeno ocurre cuando las bacterias mutan o adquieren genes que les permiten sobrevivir pese a la presencia de medicamentos destinados a eliminarlas.
Cuando las bacterias desarrollan resistencia, las infecciones que provocan se vuelven más difíciles de tratar. Esto puede llevar a hospitalizaciones prolongadas, complicaciones graves o incluso a la muerte. Sin antibióticos efectivos, procedimientos médicos comunes como cirugías o tratamientos contra el cáncer se volverían mucho más arriesgados.
El consumo excesivo y el mal uso de los antibióticos son las principales causas de la antibiorresistencia. Es esencial tomar antibióticos solo cuando sean recetados por un médico, seguir las dosis recomendadas y evitar su uso para infecciones virales como el resfriado o la gripe.
