Tony Espigares, el arquitecto del bienestar emocional que tuvo que reconstruir su propia casa: “Perseguimos la felicidad en lugares equivocados”

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Hace una década Tony Espigares (Granada, 7 de junio de 1981) lo perdió todo. Un cóctel de adversidades provocó que pasara de facturar más de un millón de euros con sus empresas de marketing y publicidad a tener que ‘huir’ a Brasil en lo que supondría un viaje sin retorno en el que todavía hoy sigue inmerso. Aceptó su realidad y comenzó a vivir sin ataduras, a cuestionarlo todo.

Hoy, después de beber de las aguas de la neurociencia, ayuda a transformar la vida de personas de todo el mundo a través del conocimiento místico y científico aplicado a la meditación. Se ha convertido en un coach y podcaster (‘Vida Extraordinaria’) cuya principal inquietud es conectar con las personas. Los días 27 y 28 de septiembre ofrecerá sendos talleres de meditación en el marco del CUPRA City Garage de Madrid.

La tuya es una historia de reinvención y trasformación. ¿Qué sucede para que alguien que aparentemente tiene éxito se vea en la tesitura de tener que buscar un nuevo sentido a su vida?

A lo largo de mi vida, he experimentado una profunda transformación tanto personal como profesional, y entendí que el éxito no está en lo que nos han enseñado. Nos vendieron que el éxito se encontraba en lo externo: tener el trabajo soñado, el cuerpo ideal, casarte, tener hijos, diferentes fuentes de ingresos, casa, coche etc… Pero el éxito, en realidad es tener sentido en tu vida.. Para mí, el verdadero éxito es levantarme enamorado de mi vida, tener tiempo para recoger a mis hijos del colegio, disfrutar de un paseo en la playa cuando me apetezca y sobre todo amar lo que hago a diario ayudando a otros. La mayoría de las personas no se cuestiona qué significa el éxito para ellas mismas, cuando en realidad nace de un sentimiento interno de plenitud y propósito.

¿Cómo podemos darnos cuenta de que hemos llegado a un punto de inflexión?

Las personas llegan a un punto de inflexión cuando se sienten vacías. Nos acostumbramos a vivir en piloto automático, atrapados en rutinas y obligaciones sin preguntarnos si realmente estamos viviendo la vida que soñamos. Esa desconexión de lo que somos y de lo que nuestra alma vino a hacer en este mundo nos lleva a estados de ansiedad, estrés e incluso depresión. Pero es precisamente en esos momentos de crisis donde surge la oportunidad para un cambio radical. El vacío, por difícil que sea, nos invita a cuestionar nuestra vida y nos impulsa a transformarnos.

¿Cómo se pasa del éxito al fracaso sin perder el equilibrio ni la perspectiva?

Éxito y fracaso no son más que percepciones. El fracaso, lejos de ser el final de un camino, puede ser la palanca que te impulse a despertar una versión de ti mismo que desconocías, una versión más auténtica, más fuerte y con más poder. Puedes quedarte estancado en el dolor, o puedes usar esa experiencia para evolucionar. El dolor es inevitable, pero la evolución es opcional. Esa elección es la que marca la diferencia.

Miedo, ansiedad, presión, estrés… ¿cuál es la causa que nos lleva a familiarizarnos tanto con estos sentimientos?

Vivimos en una sociedad que se mueve de forma estresante, donde todo lo queremos para ahora. Los niveles de ansiedad, depresión y estrés no paran de aumentar porque estamos atrapados en un ciclo de inmediatez. La gente ha perdido la capacidad de atención. Estamos intoxicados con pantallas, reels y contenido, constantemente conectados a lo externo y desconectados de lo más importante: nosotros mismos.

Hoy en día, pocas personas se toman el tiempo de parar, de conectar con su corazón, de preguntarse qué es lo verdaderamente importante para ellas. Esta desconexión interna nos está llevando a un estado emocional de caos, y los índices de ansiedad y depresión están disparados. Lo que ocurre es que vivimos en una sociedad caduca, una que nos empuja a centrarnos en el bienestar físico, a querer sentirnos bien por fuera, a mostrar nuestros cuerpos y a buscar validación externa. Pero este enfoque es una conexión con el ego, no con el ser.

¿Por qué priorizamos el bienestar físico y menospreciamos el emocional cuando forman parte de un todo?

Es fundamental que empecemos a trabajar desde dentro. Cuando te sientes pleno desde dentro, empoderado, con propósito, amor, dignidad y compasión, eso es lo que reflejas hacia afuera. La verdadera transformación, tanto personal como física, ocurre cuando comienzas desde tu interior, cuando brillas y tu luz la perciben desde fuera. No podemos seguir priorizando lo físico sin cuidar lo emocional; la auténtica evolución sucede cuando nos transformamos de dentro hacia afuera, no al revés.

¿Hasta qué punto es importante conocerse a uno mismo y qué papel desempeña la meditación?

El autoconocimiento es, sin duda, una de las claves más poderosas para cualquier transformación personal. Antes de hacer cualquier cambio externo, es fundamental saber quién eres y hacia dónde quieres ir. Conocerse a uno mismo no solo te permite identificar tus pasiones y tus sueños, sino que te da la valentía para vivir desde ese lugar auténtico, sin el miedo que nos impulsa a quedarnos en nuestra zona de confort.

Aquí es donde entra la meditación. Al principio, meditar te ayuda a calmar tu mente, a sincronizar tu corazón con tu cerebro, creando un estado de orden interno. Es como una brújula que alinea tus centros de energía, llevándote a un estado de coherencia que afecta todo lo que haces. Pero la meditación va mucho más allá. Con el tiempo, se convierte en una herramienta que no solo transforma tu estado mental, sino que te conecta con una conciencia mayor, lo que algunos llaman supraconciencia.

Cuando te conoces verdaderamente, cuando sabes lo que te mueve y te apasiona, te atreves a salir de esa zona de confort y a caminar por caminos que llenan tu alma. La meditación es la llave que abre esa puerta, que te permite conectarte con algo más grande que tú, una inteligencia superior que te llena de inspiración, creatividad y propósito. Y cuando estás alineado, cuando tu corazón y tu mente están en sintonía, empiezas a irradiar una luz interna que cambia tu percepción del mundo y te conecta con una conciencia colectiva que está llena de posibilidades infinitas.

Vivimos obsesionados con la felicidad, pero nos cuesta alcanzarla, ¿qué se interpone en nuestro camino y nos impide lograr esa paz interior?

Vivimos en una sociedad que nos ha vendido una idea equivocada de la felicidad. Se nos ha hecho creer que la felicidad es algo que debemos buscar fuera de nosotros: en una relación perfecta, en un trabajo ideal, en la riqueza material o en los logros externos. Pero la realidad es que la verdadera felicidad no se encuentra en lo externo, sino en un estado interno de plenitud y conexión con uno mismo.

Nos cuesta alcanzar la felicidad porque estamos constantemente persiguiéndola en lugares equivocados. Nos enfocamos en los resultados, en los logros, en tener más, y olvidamos que la felicidad no es un destino, sino un estado de ser. Mientras sigamos buscando satisfacción en lo externo, siempre estaremos persiguiendo algo inalcanzable, porque el mundo exterior nunca podrá llenar ese vacío interno.

Lo que realmente se interpone en nuestro camino es nuestra desconexión con nosotros mismos. Estamos tan ocupados comparándonos con los demás, buscando cumplir expectativas que no son nuestras, que no nos permitimos sentir la paz que proviene de estar alineados con nuestra propia esencia. La paz interior se logra cuando dejas de buscar fuera y empiezas a encontrar dentro de ti ese sentido de plenitud y propósito.

Cuando nos enamoramos de la vida desde adentro, las cosas más simples —una sonrisa, una puesta de sol, un momento de quietud— se vuelven fuentes inagotables de felicidad. Lo que nos impide alcanzar esa paz es la creencia errónea de que está en lo externo, cuando siempre ha estado dentro de nosotros, esperando ser descubierta.

Hasta qué punto nos afecta la sociedad de la inmediatez y del inconformismo, ¿por qué es necesario pararse a reflexionar?

Si miramos a un adolescente, está lleno de dopamina barata, dopamina de la mala. Está intoxicado con impactos en su cerebro que todavía no se ha desarrollado. Estamos criando sociedades de la inmediatez, de lo instantáneo. Todo lo que nos rodea nos lo da de inmediato: Amazon nos trae las cosas para mañana, tenemos una oferta interminable en Netflix, Prime, y otras plataformas. Lo tenemos todo al instante, incluso la comida nos llega rápido. Es importante reflexionar y trabajar en diferentes valores de la vida, como la disciplina y el enfoque a largo plazo. Cuando trabajas en objetivos a largo plazo, entiendes que el camino es el destino, no el objetivo en sí, sino disfrutar del paso a paso. A la mayoría de las personas se les olvida esto porque su cerebro solo quiere recompensas instantáneas y vivir en la zona cómoda. Sin embargo, la incomodidad es lo que nos ayuda a crecer y evolucionar.

¿Cuáles son en tu opinión los hábitos más transformadores y la receta para lograr el éxito personal y profesional?

Puede que parezca demasiado mística esta respuesta, pero para mí la meditación cambió mi realidad. La meditación es la llave que me ayuda a conectar con una supraconciencia, con una divinidad que vive en mí que conecta todo y a todos. La meditación, en las primeras fases, ayuda a calmar las mentes y a entrar en un estado de orden. Pero cuando tú meditas de forma habitual y te conviertes en un profesional de la meditación, tu vida literalmente evoluciona y se transforma. Entonces, ese sería para mí el primer hábito más transformador. Luego, evidentemente, los enfoco como el buen descanso con una respiración nasal en la noche, que descanses bien, horas de sueño profundo. Moverte. Necesitas caminar y hacer ejercicios de fuerza por lo menos entre cuatro y cinco veces a la semana. Necesitas relacionarte con gente, vivir inspirado, empoderado. Y otra cosa que le diría a la gente en el hábito es ayudar, servir, dar. Cuanto más feliz eres, es cuando más te permites ayudar a otros.

Por último, ¿qué mensaje mandarías a quienes se sientan perdidos?

A veces perderse es lo mejor que te puede pasar. Perderse es una oportunidad para encontrarse a uno mismo de una forma que nunca hubieras imaginado. Es en esos momentos de crisis donde descubrimos la fuerza que llevamos dentro. A quienes se sienten perdidos, les diría que confíen en que dentro de ellos hay una inteligencia y una genialidad que quizás desconocen. Meditar, conectar con esa esencia interna, es lo que te ayudará a encontrar el camino. Y, sobre todo, recordar que no están solos en este viaje. Hay muchas personas transformando su vida y creando una nueva realidad, una realidad en la que podemos ser la mejor versión de nosotros mismos.