La realidad de los profesionales médicos no es como la muestran en las series de televisión, pero tampoco se espera que sea la medicina del futuro, donde podemos prever una preponderancia mayor de la tecnología.
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¿Recuerdas las series de televisión más destacadas sobre medicina? En Urgencias, la serie que reveló a George Clooney, se celebraba el caos de los servicios de emergencia, donde cada segundo podía costar una vida y donde la sangre fría de los profesionales se exacerbaba como el rasgo más destacado de la profesión médica. En House, la serie sobre un genio médico excéntrico, se celebraban los grupos de médicos que dedican su carrera a diagnosticar y curar enfermedades muy raras. En este tipo de productos televisivos, el instinto y el dominio de miles de síntomas se proyectaban como las características más idiosincrásicas de los médicos.
“Ninguna de estas situaciones representa en lo más mínimo cómo es la vida cotidiana de los médicos”, me dijo Ana Teresa Freitas, una de las mayores expertas europeas en medicina del futuro, mientras el fotógrafo Pedro Vilela preparaba el escenario para fotografiarla. “Diariamente, el médico prescribe y realiza cientos de diagnósticos rápidos de enfermedades comunes: esta es la situación habitual”, aunque muchos sueñan con la posibilidad de encontrar (y detectar) el caso de la enfermedad que ocurre una vez entre un millón de casos.
Entre las muchas novedades que se abren en el campo de la medicina en el futuro, podemos prever la mayor preponderancia de los algoritmos en el cribado y diagnóstico rápido de cada caso. El perfil del médico cambiará, al igual que la forma de realizar el diagnóstico. El hospital mismo será transformado. Los exámenes que recopilan indicadores básicos serán reemplazados por dispositivos portátiles que proporcionarán información periódica a los centros informáticos.
Prepárate para ello. Es posible que las series de televisión médicas de la próxima década representen ya especialistas en informática, teleconsultas, brazos robóticos en quirófanos y una preponderancia mucho mayor de otras habilidades más allá de la que siempre ha sido esencial: la del médico.
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