Biohacking: ¿en qué consiste esta técnica de bienestar físico y mental?

No, el biohacking no es nada nuevo. Bueno, no tanto como imaginas. Mucho antes de los smartwatches, los monitores de salud o las terapias genéticas, el Rey del Pop Michael Jackson ya recurría a una forma de esta tecnología para intentar prolongar su vida y mejorar su salud. Su famosa cámara hiperbárica de oxígeno se diseñó para ralentizar el proceso de envejecimiento, en una época en que la tecnología médica no estaba tan avanzada como ahora.

Pero eso era antes. Actualmente, el biohacking está adquiriendo una forma más sofisticada y accesible. Ya no se trata únicamente de cámaras presurizadas, sino de una serie de prácticas que combinan ciencia, tecnología y biología para maximizar nuestro potencial físico y mental. Y esta tendencia ya no se limita a celebridades excéntricas o investigadores de laboratorio. Cada vez más personas adoptan este nuevo enfoque para recuperar el control de su salud.

¿Qué es el biohacking?

Detrás de este término, que combina “biología” y “hacking”, se esconde un enfoque científico que bien podría revolucionar la forma en que vemos nuestros cuerpos. Imagina que hackeas tu propia biología para que funcione mejor: esa es la idea. En términos prácticos, estamos hablando de modificar nuestro cuerpo o mente mediante técnicas médicas o electrónicas para potenciar nuestras habilidades.

Para algunos, el biohacking no se detiene ahí… Lo ven como un modo de convertirse en un auténtico superhombre, de ampliar cada vez más los límites del ser humano. Las tecnologías implicadas van desde la epigenética que nos permite modificar la expresión de nuestros genes— hasta el uso de gadgets que monitorean y mejoran nuestro rendimiento biológico. Ya sea el sueño, la nutrición o incluso nuestro desempeño deportivo, todo puede ser optimizado. Suena casi demasiado bueno para ser verdad, pero ahí es exactamente adonde nos lleva la tecnología hoy en día.

El movimiento de la “biología de garage”

En la década de 2000, el biohacking adquirió una nueva dimensión con la aparición de la “biología de garage”. Inspirado por el espíritu startup de las gigantes tecnológicas, este movimiento pretende democratizar la biología mediante tecnologías asequibles. Aquí no hay batas blancas en laboratorios de alta tecnología: los biohackers, a menudo autodidactas apasionados, improvisan como científicos en sus garages y comparten sus descubrimientos en internet. Este enfoque “hazlo tú mismo” está redefiniendo el acceso a la ciencia, permitiendo a cualquiera explorar territorios que antes estaban reservados a la élite académica. Algunos de estos sabios caseros se están convirtiendo en figuras influyentes, proponiendo incluso alternativas a los tratamientos médicos tradicionales.

Herramientas de alta tecnología para potenciar el bienestar

El biohacking moderno se está abriendo paso en nuestra vida cotidiana gracias a una nueva generación de herramientas tecnológicas. Probablemente ya te hayas topado con alguno de estos aparatos futuristas: sensores de salud, útiles smartwatches, monitores del sueño o apps de nutrición. Estos dispositivos te permiten acceder a tus datos biométricos en tiempo real, un poco como tener un entrenador personal en el bolsillo.

Incluso la secuenciación del ADN está ahora al alcance de casi todo el mundo, por unos miles de pesos. ¿Quién lo habría imaginado hace solo 20 años? Y eso no es todo. Algunos biohackers apasionados están yendo aún más lejos. Con los avances en ingeniería genética y edición del genoma, no dudan en utilizar estas tecnologías para “mejorar” su propia biología. Puede sonar extremo, pero la tentación de recurrir a la tecnología para que tu cuerpo funcione mejor es real. Al fin y al cabo, ¿quién no querría optimizar un poco su vida?

¿Para quién es el biohacking?

Cualquiera puede ser biohacker. Tanto si eres un científico experimentado como simplemente alguien que quiere tomar el control de su salud, el biohacking te ofrece herramientas para mejorar tu calidad de vida. En la actualidad, miles de personas de todo el mundo emplean esta disciplina para transformar su salud, gestionar mejor el estrés, tener más energía u optimizar su sueño.

Pero no todo es de color de rosa en cuanto al biohacking. Aunque este método promete grandes beneficios, también plantea problemas éticos y de seguridad. El biohacking también ha sido criticado por sus posibles abusos, como el del grupo “Four Thieves Vinegar”, que fabricó un dispositivo de inyección de adrenalina de bajo costo. Aunque su iniciativa pretendía denunciar las prácticas de la industria farmacéutica, también plantea dudas sobre la seguridad de los dispositivos sanitarios fabricados fuera de los canales tradicionales.

Aunque algo es cierto: esta tendencia no va a desaparecer pronto, y el futuro de la salud bien podría estar en nuestras propias manos, o mejor dicho, en nuestras propias células. Dicho esto, tenemos que preguntarnos dónde trazamos la línea entre la innovación y la experimentación.

Artículo publicado originalmente en GQ Francia.