El 13 de septiembre la iglesia Católica celebra a San Juan Crisóstomo, un obispo de Constantinopla conocido como el patrono de los oradores sagrados y de los que predican el Evangelio.
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De acuerdo con el portal religioso ‘Religión Digital’, era llamado ‘el de la boca de oro’ por ser uno de los más grandes oradores de la historia.
Un siglo después de su muerte, comenzó a utilizarse el apelativo ‘crisóstomo’, pues este santo antes era conocido como Juan de Antioquía. Según ‘Aci Prensa’ esto fue debido a su elocuencia y el gran poder retórico de su palabra escrita.
Crisóstomo es una traducción de dos términos griegos que significan ‘oro’ (chrysós) y ‘boca’ (stoma), tal como su apodo.
La historia de San Juan Crisóstomo
Nació en Antioquía (Siria), una de las ciudades más importante del Imperio Romano de Oriente, en el año 347. Fue bautizado a sus 23 años y, cuando fue ordenado sacerdote, comenzó a destacarse por sus sermones.
“Animado por la buena reputación de Juan, Arcadio, emperador romano de Oriente, solicitó a Teófilo, Patriarca de Alejandría, que lo nombrara obispo de Constantinopla. Como pastor se dedicó a enseñar la recta doctrina, con el celo y cuidado debidos, al tiempo que criticó duramente las formas judaizantes del cristianismo, así como los lujos e indiferencia de los emperadores frente a los pobres”, explicó ‘Aci Prensa’.
De acuerdo con el medio de religión, se deshizo de bienes materiales lujosos e innecesarios que habían sido adquiridos por otros miembros de la iglesia y con el dinero obtenido decidió atender a los más necesitados.
En una audiencia general de 2007, el Papa Benedicto XVI recordó a San Juan Crisóstomo como el protector de los pobres, las mujeres y las familias.
“Por su solicitud en favor de los pobres, San Juan fue llamado también ‘el limosnero’. Como administrador atento logró crear instituciones caritativas muy apreciadas. Su espíritu emprendedor en los diferentes campos hizo que algunos lo vieran como un peligroso rival”, fueron sus palabras.
“Sin embargo, como verdadero pastor, trató a todos de manera cordial y paterna. En particular, evidenció un profundo respeto a la mujer y dedicaba una atención especial al matrimonio y a la familia. Invitaba a los fieles a participar en la vida litúrgica, que hizo espléndida y atractiva con creatividad genial”, finalizó.
Crisóstomo falleció en el año 407 y sus últimas palabras fueron: “Sea dada gloria a Dios por todo”.
El sitio web de la Diócesis de Pistoia compartió una oración escrita por San Juan Crisóstomo para agradecer a Dios por el amor de los esposos. A continuación, el texto completo:
“Gracias, Señor, porque nos has dado el amor capaz de cambiar la sustancia de las cosas. Cuando un hombre y una mujer se vuelven uno en el matrimonio, ya no son más como criaturas terrenales, sino la imagen misma de Dios.
Así, unidos, no tienen miedo a nada. Con la concordia, el amor y la paz, el hombre y la mujer son dueños de todas las bellezas del mundo: pueden vivir tranquilos, protegidos por el bien que se desean, según lo que Dios ha establecido.
Gracias, Señor, por el amor que nos has regalado. Amén”.
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SOFÍA ARIAS MARTÍNEZ
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
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