La noche de este jueves 27 de junio tendrá lugar el primer debate entre el presidente y el expresidente de Estados Unidos (EE. UU.), Joe Biden y Donald Trump, respectivamente, ambos aspirantes a ganar la elección presidencial de noviembre próximo.
El debate será transmitido en vivo por CNN en Español a partir de las 7:00 de la noche, hora de Nicaragua. Lamentablemente en este país no se podrá ver en vivo, porque las empresas de televisión por cable tienen prohibido reproducir la señal de CNN en Español. La alternativa es mirarlo por medio de Youtube.
LA PRENSA ha publicado en las últimas semanas varios artículos de opinión del doctor Francisco Aguirre Sacasa, excanciller y exembajador de Nicaragua en EE. UU., sobre el actual proceso electoral en ese país, incluyendo lo relacionado con esos debates presidenciales. Los cuales ofrecen a los votantes la oportunidad de analizar a los candidatos, valorar sus capacidades y conocer sus programas de gobierno, aunque muy bien se sabe que no siempre el que gana las elecciones cumple todo lo que ha prometido.
Por otra parte, los procesos electorales y los debates presidenciales de EE. UU. son de interés internacional, particularmente en América Latina y el Caribe, por la influencia política que ejerce en la región la gran potencia democrática norteamericana.
En el caso de Nicaragua, se conoce que entre los opositores exiliados hay mucha expectación ante la elección presidencial estadounidense de noviembre, por lo que podría redundar en términos de mayor o menor apoyo a la lucha por la restauración democrática en el país. Se comenta que sobre todo los opositores de derecha y centroderecha tienen la expectativa de que el triunfo electoral de Trump podría significar que venga más presión al régimen sandinista de Daniel Ortega y que aumente significativamente el apoyo estadunidense a la oposición en el exilio.
Al respecto se recuerda que siendo Trump presidente de EE. UU., en noviembre de 2018 declaró al régimen de Nicaragua como una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos…” Esta declaración y las sanciones impuestas por el gobierno de EE. UU. a la dictadura nicaragüense están vigentes hasta ahora, pero no han hecho cambiar en nada la actitud del régimen sandinista ni la situación política del país.
Además, cuando el entonces presidente Trump tuvo la oportunidad de actuar para sacar del poder a la dictadura de Venezuela, no respaldó sus palabras con hechos determinantes. A pesar de eso, los políticos nicaragüenses democráticos de derecha, confían en que con una nueva administración de Trump la situación podría ser diferente, en el caso de que el senador cubanoamericano Marco Rubio sea el secretario de Estado, lo cual se maneja como una fuerte probabilidad. Rubio, como se sabe muy bien, es un declarado, acérrimo y nada diplomático enemigo de las dictaduras de América Latina y el Caribe.
Como fuese, si bien es cierto que el factor internacional es muy importante para la permanencia o cambio de la situación política de Nicaragua, no se debería esperar que el cambio democrático en el país venga de EE. UU., ni de la comunidad internacional en general. El apoyo externo es muy importante, sin duda, pero la apertura hacia la democracia tiene que ser resultado de la acción de los mismos nicaragüenses.
“Nada puede suplantar a la fuerza política del pueblo en la lucha contra la dictadura”, dejó dicho el doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en su Diario Político. Un mensaje de sentido patriótico, pero también realista, dirigido sobre todo a los políticos que siempre han creído y esperado que el cambio democrático en Nicaragua llegue desde afuera.
