Sus hábitos actuales, como comer bien y hacer ejercicio, pueden marcar una gran diferencia a la hora de proteger su corazón y prevenir enfermedades cardíacas, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en el futuro, afirmó.
Si bien los medicamentos pueden ayudar, los pacientes a veces posponen el uso de medicamentos que podrían ayudarlos a controlar su riesgo y prefieren intentar cambiar sus hábitos primero.
“Tomar medicamentos no es una falla moral. Ése es un mensaje importante”, afirmó Katz.
Según Katz, el truco consiste en centrarse en cambios que realmente pueda cumplir.
“La gente no es honesta consigo misma acerca de los cambios de estilo de vida que realmente van a realizar”, afirmó. “Un gran porcentaje de pacientes se dicen a sí mismos que harán cambios y, de repente, cinco años después, su colesterol sigue alto”.
Para mantener los hábitos saludables para el corazón, concéntrese en hacer cambios pequeños y sostenibles; uno de los más simples es reducir el consumo de azúcar de las bebidas, dijo Katz.
Reducir las calorías líquidas puede ser transformador
El colesterol alto y otros riesgos para la salud del corazón están relacionados con dietas ricas en alimentos procesados, azúcar agregada, carnes rojas y grasas saturadas, que son comunes para el estadounidense promedio.
Por el contrario, las dietas para mejorar la salud del corazón implican comer muchas verduras, cereales integrales, legumbres y grasas insaturadas como el aceite de oliva, que ayudan a reducir el colesterol.
Pero puede ser difícil transformar su dieta de la noche a la mañana y hacer demasiados cambios a la vez puede resultar contraproducente.
Según Katz, una de las formas más sencillas de hacer que su dieta sea más saludable para el corazón es reducir el consumo de bebidas endulzadas o bebidas alcohólicas.
“Beber calorías y beber alcohol son los mayores factores de riesgo modificables. La cantidad de personas que veo bebiendo 500 calorías al día me deja boquiabierto”, afirmó. “El hecho de que sea simple no significa que sea fácil”.
Los refrescos, los jugos, los cafés azucarados y los cócteles pueden contribuir a riesgos para la salud como enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y cáncer, según sugiere la evidencia.
Un dietista le dijo anteriormente a BI que una buena estrategia para reducir el consumo de bebidas dulces es reemplazarlas con alternativas como:
agua mineral con un chorrito de jugo de frutas
té sin azúcar
agua aromatizada con cítricos o hierbas como menta
Cambiar las calorías líquidas es un buen primer paso para mejorar factores clave para una mejor salud del corazón (y una vida más larga), como una presión arterial y niveles saludables de colesterol y un nivel estable de azúcar en la sangre.
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