Ayer se estrenó Moana 2 y hay que decirlo de una vez: para nada es tan buena como la primera película.
La historia no es tan emocionante, ni los villanos tan icónicos, ni las canciones tan memorables (quién diría que Disney sí necesitaba a Lin Manuel Miranda después de todo, ¿verdad?).
PEEEEEERO, lo que sí hace bien es plantear la realidad de que Moana creció y que con eso viene una serie de decisiones que tomar y lecciones que aprender. Yo me quedo con estas 5…