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Autor: Saul Fernandez C. Jimenez

El Palacio Valdés hace años que juega en Primera División. Mañana lunes, precisamente, la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, y su concejala de Cultura, Yolanda Alonso, recogen en el escenario del teatro Calderón, en Valladolid, una de las medallas de oro que lo certifica. Este reconocimiento lo entrega cada año la Academia de las Artes Escénicas de España. De eso, entre otras cosas, habla Alonso en la conversación que sigue a continuación, una entrevista que hizo con LA NUEVA ESPAÑA en el escenario más que centenario del odeón local: un teatro de las afueras de las afueras que protagonizará en Valladolid una noche de espectáculo junto a emblemáticos coliseos como el Romea de Barcelona, el palacio de Bellas Artes de México, el Soho de Málaga, el festival de teatro del Siglo de Oro de Alcalá, la compañía independiente “La Zaranda” y el propio Calderón, el anfitrión de la fiesta.

–¿Con qué emociones viajan a Valladolid?

–La medalla de oro de la Academia de las Artes Escénicas más que un reconocimiento al teatro lo asumimos como reconocimiento a la ciudad entera, eso para empezar. Y eso, claro, nos congratula más si señalamos a los otros teatros con los que lo compartimos. Todo esto junto nos llena de ganas, sobre todo, de seguir. La medalla de oro es un impulso para seguir trabajando.

–Explíquenos eso del reconocimiento a la ciudad.

–A veces me preguntan por qué el teatro Palacio Valdés ha alcanzado metas tan importantes, por qué tiene esta fama, por qué las compañías de teatro quieren estrenar en Avilés cuando, además, somos la tercera población de Asturias: por delante de nosotros está Oviedo, con su teatro Campoamor, y está Gijón, con el Jovellanos.

–¿Y qué responde?

–Que si hay una ciudad que se identifique con el teatro es Avilés.

–Y eso, ¿a qué se debe?

–No tiene una única explicación. Este teatro, desde el año 1992, cuando volvió a abrir sus puertas, ha logrado un consenso político y esto es algo importante. Estamos hablando de un teatro público que está sostenido con fondos municipales al cien por cien. No tiene ningún tipo de subvención. Además hay que señalar que es un teatro público que nace de la voluntad política de que la ciudad tuviera un teatro. Cuando les hablaba del consenso es porque a lo largo de todos estos años ha tenido, sin fisuras, el apoyo de toda la corporación, de partidos políticos que han estado tanto en la oposición como en el gobierno. Me refiero al Partido Popular y a Izquierda Unida. Ni uno, ni otra han utilizado el teatro Palacio Valdés como un elemento de debate político, si no que ha habido una apuesta conjunta por la institución. Esto le otorga al teatro una estabilidad que es muy importante a medio y largo plazo. Por otro lado, aparte del consenso político, hemos tenido el apoyo ciudadano. Esto se ve con el programa de abonos. Por darles el dato: en este ciclo, en el que estamos ahora, tenemos cuatrocientos abonados y eso es muchísimo. El otro elemento que quiero destacar es el del personal del teatro: los que han estado al frente de la programación, sobremanera, Antonio Ripoll, que supo mantener la programación con criterios artísticos con distintos concejales y concejalas…

–Y distintos gobiernos.

–También, también, pero también concejalas y concejales porque ya saben que es muy fácil pegar una patada al caldero. Pero bueno, no solamente es Ripoll, es sobre todo el equipo técnico capitaneado por Javier Fernández Valdés. Hemos tenido la suerte de tener un equipo de personas que se han volcado con el teatro. El Palacio Valdés tiene un apoyo especial absolutamente de todo el Ayuntamiento. Y no quería olvidarme de la prensa: hemos contado siempre con el apoyo de la prensa para contar lo que hacemos. Hay ciudades más grandes, con teatros más grandes, donde no hay este apoyo. Esto también es importante.

–Tras la jubilación de Antonio Ripoll, ¿se han planteado reorganizar la estructura del teatro, o sea, un director artístico?

–El teatro Palacio Valdés tiene los medios económicos limitados: 300.000 euros. En 2012 teníamos más del doble. Con estos mimbres tenemos que sacar este proyecto adelante. Lo que quiero decir es que no da para mucho más personal. Sí que es verdad que esta debilidad se compensa en una programación conjunta con el Centro Niemeyer. Programamos las dos instituciones y vemos en cuál de los dos escenarios se pueden representar las obras que acordamos traer a Avilés. A veces yo pienso que lo que funciona no es necesario cambiarlo. ¿Sería deseable tener más estructura? No sólo a nivel de programación, incluso a nivel técnico. Tenemos mucha programación y a veces resulta difícil atenderla toda… A los técnicos también hay que darles descanso. ¿Sería deseable? Sí, pero en estos momentos, y con el presupuesto que tenemos, es inviable crecer.

–O sea, que no va a haber un director artístico.

–Ahora mismo no.

–Pero, ¿en algún momento?

–De momento no hay presupuesto para poder plantearnos crecer en la estructura del teatro.

–Las segundas funciones se están generalizando.

–Desde luego. También hemos abierto las puertas a nuevos géneros. Los musicales, por ejemplo. Nos están empezando a llamar para estrenar aquí, en el teatro Palacio Valdés, y estamos teniendo verdaderos problemas de programación en tanto que ya no tenemos días para programar, ni recursos. Nos llaman compañías de teatro para estrenar y, a veces, tenemos que decirles que no. No porque no nos interese la obra, si no porque no tenemos capacidad.

–¿Se pueden combinar la política de los estrenos nacionales con esto que habla de los musicales?

–Sí. De hecho ya lo estamos haciendo y que lo hagamos no significa que hayamos perdido la esencia: el Palacio Valdés, a fin de cuentas, es un lugar para ver teatro. Es cierto que la visibilidad del teatro, precisamente, se ha ampliado porque ahora vienen otras gentes que vienen buscando otro tipo de eventos: no solamente los musicales, aunque ahora van teniendo una presencia más asidua en la programación. De hecho, de aquí a 2027 ya tenemos programados nuevos espectáculos musicales. Alguno quiere iniciar su gira en el Palacio Valdés y es que lo que quepa en este escenario casi lo puedes llevar a cualquier otro teatro. No sólo eso, también la música en directo que siempre ha estado presente de alguna manera. Por aquí ha pasado “La habitación roja”, “Sidonie”… “León Benavente” presentó también su disco. “Amaral”. ¿Y esto que supone? En este último fin de semana, cuando tuvimos aquí “La movida”, vino público de fuera de Avilés, incluso de fuera de Asturias.

–¿Van a volver las óperas?

–Las óperas son muy caras por eso no vamos a programarlas. Además, aquí en Asturias, el teatro Campoamor programa ópera, muy buena ópera. No veo sentido que estando a media hora de Oviedo nosotros hagamos ópera. Sería estupendo, pero tenemos sólo 300.000 euros para programar.

–Habló antes de la colaboración con el Niemeyer a través del Escena Avilés.

–Sí.

–El ciclo ya tiene doce años. ¿Va bien?

–Sí, yo creo que sí. Tienen que darse cuenta de que hay pocas ciudades que tengamos de programar cultura teniendo varios escenarios distintos. Y va bien.

–El Palacio Valdés programa más teatro que el Centro Niemeyer.

–Nos esforzamos las dos instituciones por ofrecer al público lo mejor.

–En ocasiones el Palacio Valdés y el Niemeyer coinciden programando a la vez sus actividades.

–Cuidamos no coincidir cuando el público pueda ser coincidente porque hay público para todo. Lo que quiero decir es que no sucederá que programemos el mismo día dos producciones nacionales o hacer un concierto del mismo estilo de música del que se está haciendo en el Niemeyer. Nosotros nos coordinamos. A veces sí, a veces coinciden, pero son alquileres, pero no pasa nada que haya “Cantajuegos” en el Niemeyer y nosotros tengamos un concierto en la Factoría Cultural.

–¿Esos 300.000 euros para programar teatro son suficientes?

–Nunca ningún concejal, y menos de Cultura, le va a decir que tiene una partida suficiente. No, esos 300.000 euros no lo son y como no lo son hemos tenido que articular, durante estos últimos años, otros sistemas de colaboración con las compañías. Me refiero a lo que les decía antes de la segunda función en muchas de las obras. Pues la segunda función es a taquilla: nosotros ahí ya no pagamos un caché. Es imposible si no que lo podamos hacer: No nos da.

–¿Han explorado alguna forma de mecenazgo para seguir programando?

–Lo estamos haciendo, sí. Todos tenemos que ser conscientes, y yo soy la primera, que el presupuesto pueda subir mucho más. Avilés es una ciudad con la población que tenemos y los ingresos son los que son por eso estamos explorando otras fórmulas, por supuesto, la del patrocinio es una de ellas.

–Hablamos de 300.000 euros para programar, pero ¿cuánto es el total que gestiona usted?

–Ya saben que tenemos dos estructuras: la Fundación Municipal de Cultura y el servicio. La Fundación contará el próximo año con 5,2 millones. De ellos el capítulo 1 del Conservatorio, los profesores, se lleva 1,6 millones. También tenemos medio millón de euros para la encomienda de la Empresa de Servicios Auxiliares para todo el tema de los conserjes. Luego está el contrato de mantenimiento del teatro, que son también unos 300.000 y el resto del personal. Vamos sumando, vamos sumando así que, al final, para programar no queda nada.

–No queríamos desaprovechar la oportunidad para hablar de otro proyecto grande que han anunciado: la pinacoteca.

–Yo no la llamaría pinacoteca, porque eso es un espacio donde tú exhibes tus cuadros. O tus fondos. No sabemos aún cómo la vamos a llamar, pero la idea que tenemos es un centro cultural que acoja exposiciones temporales que vengan de acuerdos con coleccionistas. Saben que estamos trabajando muchos con Juan Antonio Pérez Simón.

–Quedó encantado con Avilés.

–Hemos acogido dos exposiciones basadas en su colección. En todo caso, el edificio en sí, el palacio de Balsera, con la rehabilitación que está programada para él, va a ser un atractivo que merezca la pena visitar. Sólo ya como edificio. Es decir, que esté abierto al público y que el público lo pueda visitar va a ser muy positivo.

–¿El conservatorio nuevo va a estar para el curso 2025-2026?

–Sí, claro. Me gusta mucho culminar este mandato con la apertura del nuevo conservatorio.

–¿Qué capacidad de crecimiento tiene el pabellón de La Magdalena?

–La riqueza de esta ciudad es que tenemos espacios complementarios: el teatro es un espacio para determinados conciertos porque tiene el aforo que tiene y luego, para grandes eventos, está el pabellón de La Magdalena que puede acoger conciertos de más de 3.000 personas porque tiene una capacidad de hasta 8.000. La idea que tenemos es desestacionalizar estos conciertos: no todos tienen que ser el verano. Ayer fue Ana Mena.

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