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«Muchos ateos son más cristianos que los que van a misa»

Autor: Ultima Hora

¿Cuántas monjas conoces que afirmen convencidas que hay ateos más cristianos que los beatos que no se pierden ni una misa? Lo más probable es que ni siquiera conozcas a una y, en caso contrario, difícilmente dirá algo tan transgresor para una religiosa. Xiskya Valladares (Nicaragua, 1969), en cambio, representa esa pulsión que, sin pelos en la lengua, aspira a transformar la Iglesia desde dentro para conectar con la gente hablando su lenguaje. Con más de 700.000 seguidores en TikTok, otros 44.000 en Instagram y 77.600 en X, ejerce como misionera digital. Valladares, que es miembro de la congregación Pureza de María y profesora en el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez, me recibe en esta universidad de Palma dispuesta a hablar sobre el creciente desinterés por el cristianismo, la dificultad de creer en sociedades consumistas y la obra del papa Francisco para fomentar una institución que rechace la tentación de ejercer el poder, como hizo durante siglos.

Acabas de volver de un encuentro internacional de influencers religiosos. ¿La Iglesia ya ha asumido que debe predicar en las redes?
Está empezando a darse cuenta de que es importante trabajar en este ámbito, pero se están dando más pasos en Latinoamérica, Filipinas o África que en Europa. Aquí no existe una pastoral digital, pero en esas regiones, sí. La Iglesia de España está tomando conciencia, aunque los obispos, quizás por ser más mayores, van más despacio que en Latinoamérica, donde son más jóvenes y están avanzando mucho.

«Me pregunto si esta forma de abrirse al mundo no es el modo más directo de acabar consigo misma. Quiero decir, si a la Iglesia se la despoja del misterio, de lo sagrado… ¿qué queda? Ésa es una reflexión que me ha tenido muy ocupado. Y tengo la impresión de que no hay respuesta. Estoy de acuerdo en que una Iglesia que da la espalda a la sociedad, pierde su razón de ser. Pero una Iglesia que imita a la sociedad civil me interesa poco. Siendo una imitación, prefiero el original». Eso contestó el director de cine Paolo Sorrentino en una entrevista con El Mundo tras estrenar la serie The New Pope. ¿Esa reflexión preocupa en el Vaticano?
Sí que preocupa y el Sínodo trabaja precisamente en eso, en cómo adaptarse a los nuevos tiempos y cómo fomentar la comunión. Soy la única monja de España que participa en esta asamblea deliberativa para escuchar al Pueblo de Dios. En total, somos 54 mujeres de todo el mundo. Se ha hecho un proceso de escucha de todas las diócesis, aunque lamentablemente solo están participando personas de dentro de la Iglesia. Aun así, los que trabajamos el ámbito digital, hemos atendido a los mensajes de 110.000 personas ajenas a la institución que nos han contactado por redes sociales. Hemos procesado 300.000 propuestas, tan dispares como que los sacerdotes no sean tan distantes y que se acerquen más a la gente; que se cambie el lenguaje con el que se hacen las homilías o que se revise la visión sobre la homosexualidad. Son solo algunas cuestiones, pero que se han repetido mucho. Adaptarnos no responde a una moda, es necesario para hacer más cercano el mensaje de Jesús. Es una misión que se ha hecho a lo largo de todos los siglos. En el Renacimiento se hizo a través del arte, por ejemplo. La Iglesia se ha ido adaptando a cada momento histórico, pero nunca por moda, si no por hacer más cercano ese mensaje. Aunque siga existiendo, es un reto mantener el misterio con todos estos cambios.

Sorrentino lanzó otra idea: «Su idea de vivir despacio, me seduce. E incluso me parece revolucionaria en estos tiempos donde todo se vive al instante». ¿La fe es compatible con un mundo hiperconectado?
Alimentar el alma requiere de tiempo, y si no se hace con esa lentitud, cuando lo expones en el mundo digital, no ofreces nada diferente. No hay que ser un influencer más, hay que aportar a favor del crecimiento espiritual de la gente, al margen de la fe que cada uno tenga. Me suelen decir que tengo una voz que produce paz, y eso es porque aunque sea en un formato digital, la paz que uno lleva, se transmite. Cuando oras y has tenido un rato para parar el tiempo, puedes transmitir algo. Y eso es lo que nos diferencia del resto. Es el aporte que podemos dar. El cómo lo vas a decir, no solo la voz. En TikTok todo el mundo grita y los vídeos pasan muy deprisa y, de repente, ver un vídeo que te permite parar, sorprende. Si estoy una semana sin publicar, no pasa nada. No quiero hacerlo por obligación y solo lo hago cuando tengo algo que dar. No me preocupa si suben o bajan los seguidores y los ‘me gusta’, que sé que bajan si no creo contenido. No tengo ataduras y me siento libre.

Con la vida tan ajetreada que llevas, ¿te queda tiempo para encontrar esos momentos de quietud?
En todos los eventos a los que voy tenemos un tiempo fijo para la eucaristía y disponemos de un rato para la oración. En el encuentro del que vengo hemos podido hacerlo a las 8 de la mañana.

No me aparecen aspectos sexuales porque los algoritmos enseñan según tus preferencias

¿Qué conclusiones extrajisteis del congreso?
Vino gente muy diversa, desde una influencer musulmana a representantes de la comunidad LGTIB y algún agnóstico. Lo que nos convocaba era la fraternidad. Fratelli Tutti, hermanos todos, es una encíclica del papa que busca reflexionar sobre esto, también con premios Nobel y líderes mundiales. Los influencers creamos un grupo de trabajo para pensar los problemas de la red. Detectamos problemas tan conocidos como las noticias falsas, la soledad, la polarización y el odio. Al final, elegimos dos que consideramos más importantes: el ego, que engloba muchos de estos defectos, y la superficialidad. Para abordar todo esto, acordamos dar difusión a una cultura de paz y fraternidad, y para eso haremos vídeos colaborativos entre influencers. También queremos entablar diálogo con la gente y concienciar sobre la necesidad de volver a reflexionar para evitar el enfrentamiento.

El acceso a las redes sociales implica tentaciones que para una monja pueden incluso ser pecado. ¿Eso dificulta más tu compromiso con Dios o te hace incluso más resistente?
Temas como la pornografía o aspectos sexuales no me aparecen porque los algoritmos enseñan según tus preferencias. No me aparece nada referente, te puedo mostrar mi móvil. Me salen mis tres temáticas preferidas: artesanía en cuero, vídeos divertidos sobre bebés y otros misioneros digitales, incluso de otras religiones. Esto tiene su parte de peligro, porque te mete en tu burbuja, pero también genera cierta tranquilidad porque hay temas malos que no me muestra. Además, para navegar por Internet, tengo activado un bloqueo de publicidad. De las tendencias me entero por el boca a boca porque tengo la suerte de dar clases en una universidad con jóvenes. Cuando detecto ciertas novedades, entonces sí que las busco. El tema de los pantalones de 700 euros lo vi en los medios, y aproveché para darle la vuelta. En el vídeo bromeé sobre el hecho de gastarse el dinero en eso, que no es más que para que te miren. ¿Para qué necesitas que te miren si Dios ya lo hace y te valora tal y como eres?

Es muy complicado tener una fe realmente sólida en una sociedad consumista

Dices que la gente busca y tiene experiencia de Dios, pero no de Iglesia. ¿El futuro del catolicismo pasa por ser más introspectivo e individual?
Es difícil que sea una fe vivida individualmente porque Jesús nos llama a vivir en comunidad. En la Iglesia tendríamos que celebrar la fiesta del encuentro con el resto de hermanos y Jesús, y eso no se está dando. En otros sitios sí que pasa, como en África y Latinoamérica, pero en España falta y lo echas de menos.

El experto educativo Miquel Sbert me comentó en esta sección que el consumismo ha reemplazo los valores que imperaban hasta no hace tanto, muchos de ellos negativos. Algunos incluso heredados por la influencia de la Iglesia ¿Es compatible una religión como la cristiana en una sociedad de consumo?
Es muy complicado porque el consumismo viene a llenar un vacío que tienes dentro. Cuando una persona está deprimida, compra algo y vuelve feliz, durante un tiempo. Te crea dopamina, es adictivo. Lo mismo ocurre con las pantallas digitales. Llenan un vacío existencial que nunca se sacia porque la dopamina se acaba y quieres más. Eso no te permite tener un tiempo para tus necesidades interiores. Es muy complicado tener una fe realmente sólida en una sociedad consumista. Hasta que uno no se da cuenta de por qué es consumista, no buscará cómo llenar el vacío existencial con algo que realmente sacie. Eso como aquello de la buena samaritana: te daré de beber de esta agua para que nunca tengas sed. Eso es la espiritualidad, mientras que el consumismo es como beber Coca-Cola fría, que te produce un placer momentáneo.

Parece que vivimos una resaca espiritual. El régimen franquista, que tuvo como gran aliado a la Iglesia española, marcaba cómo pensar. En la Transición, en cambio, una parte de la Iglesia fue vital para conseguir implantar la democracia.
La religión no debe de imponer, debe proponer. Venimos de una religión impositiva, y ahora tiene que ser propositiva. Si no es así, no lo coges. A veces hemos hecho que se pierda ese atractivo por el tipo de formato usado, pero el contenido es muy atractivo si se desnuda.

¿La vuelta “radical” al evangelio que defiendes va en esa línea?
Debemos ser del modo sin pertenecer al mundo, como dice el Evangelio. Eso quiere decir que estás en la realidad, en la actualidad o en la digitalización, pero sin atarte, con la convicción de lo que necesitas realmente para vivir. Tu misión, que no es hacerte igual a ellos, es meter el Evangelio en esa realidad. La vuelta a la radicalidad evangélica es tomar conciencia y someterse a una conversión por parte del Espíritu Santo. Parece que hablar de ello es algo pasado, pero la verdadera conversión es la liberación interior de las ataduras que te tienen horas y horas ante una pantalla, comprando o adicto a lo que sea. Jesús es el liberador, no de la opresión de Roma, sino de la parte interior.

La fe de Estados Unidos es un consumismo más porque no aterriza en el pobre

En EEUU o Latinoamérica la fe tiene una presencia mayor en la sociedad, incluso es algo clave en la política.
La fe de Estados Unidos es un consumismo más porque no aterriza en el pobre, en el migrante, en la justicia social. Esos valores, que son los evangélicos de verdad, no existen de forma predominante en esa sociedad. Consumes religión igual que lo haces con una Coca-Cola. Está en la cultura. Vas a misa cada domingo, pero el resto de la semana vives como quieres. No sirve ir a misa y vivir como un ateo el resto de la semana. Hay muchas excepciones, pero de forma general, lo veo así. Muchas parroquias tienen salones inmensos, grandes comodidades o una tienda. El consumismo se ha metido en las parroquias y eso, para mí, no es la vuelta radical al Evangelio, que no es solo rezar e ir a misa. Requiere apoyar diariamente la causa de los pobres, de los migrantes, de las mujeres viudas y la justicia social. Todo esto que hablamos pasa en todo el mundo Occidental, también en España, es evidente, pero es más acentuado en EEUU o Centroamérica, por influencia estadounidense.

Hay un auge por la introspección a través de la meditación y el yoga. ¿Por qué crees que despiertan mayor interés que el cristianismo?
Por un lado, porque el lenguaje que usa el cristianismo no conecta, pero también porque son técnicas de relajación que son inmediatas. Lo ideal, para mí, sería mezclar una fase de relajación y otra de oración. Con la primera olvidas la segunda. En la oración hay un yo, un otro, con el que interpelas, y eso te obliga a hacer un cambio en tu vida. La relajación que predomina busca ‘mi propio bienestar’, y está bien como terapia.

¿El cristianismo debería desprenderse de cierto barroquismo litúrgico, tanto estético como de contenido?
Creo que sí, porque soy de la opinión de que se debería revisar la liturgia para hacerla más sencilla y cálida. Ahora es muy distante y fría.

Mi abuelo, católico muy practicante, una vez me dijo que se puede ser cristiano sin llevar esa etiqueta en la frente. Como religiosa, ¿aceptas que se puedan cumplir valores similares a los de Cristo siendo ateo?
Hay muchos ateos que son más cristianos que los que van a misa. Viven los valores del Evangelio aun sin saber que son los valores de Cristo. Se debería de ser cristiano sin llevar ninguna etiqueta. Mi padre, de hecho, fue ateo durante mucho tiempo y recobró la fe un año antes de morir. Como médico, se entregó a los más pobres y, en la práctica, fue cristiano. Ayudó a crear hospitales en regiones donde no los había y no cobró muchas de sus consultas.

¿Por qué el Islam, en cambio, gana más fieles?
No sabría responder. Si eres mujer pierdes derechos al convertirte, y si eres hombre, puedo entender que les guste porque ganan. Sin embargo, sé de muchas mujeres que se han convertido al Islam. Tengo poca relación con musulmanes como para responderte.

El director de cine Denis Villeneuve decía lo siguiente en una entrevista sobre su última película, Dune 2: «Cuando la religión se convierte en política es muy peligrosa, porque su ámbito de actuación no admite réplica ni discusión. La religión, no se olvide, trata con lo absoluto. Y si usas lo absoluto para controlar a la gente lo que haces es jugar a ser Dios, adoptar su papel». ¿Todavía existe esa tentación de dominio político en la Iglesia?
Creo que con el papa actual no se permite y lo critica, y ese afán de dominio lo llama clericalismo. Aun así, sí que existe un pequeño sector fuera del Vaticano, sustentado en algunos medios católicos, que sí están en esa línea de erigirse como jueces. Los hay en España, pero el principal está fuera. La televisión del diablo, la llamó el papa. Quieren una Iglesia a la antigua.

Al catolicismo le pasa como a la prensa. Ha pasado de tener un poder absoluto sobre millones de personas a entrar en decadencia. ¿Eso os hará más humildes?
La Iglesia del papa Francisco, con conciencia, no quiere ese poder. No es una iglesia de poder mundano, sino de liderazgo espiritual. Jesús no buscó el poder, fue humilde y sencillo. Nuestro papa es así. Tiene claro cuál es el estilo de Jesús y quiere que toda la iglesia se convierta. Falta una conciencia de la necesidad de humildad. Nos queda mucho camino que recorrer para ser humildes. Y te diría que a la Iglesia de España nos queda un gran camino para la humildad.

«Los más conservadores de la Iglesia son pocos pero hacen mucho ruido porque tienen en sus manos a los medios de comunicación»

En política asistimos a una ola global reaccionaria. ¿Temes que eso salpique en la elección del próximo papa?
Deseo que no sea así y confío en que el Espírito Santo nos ayude. Con la elección de los papas siempre nos sorprenden. En cada época hemos tenido el papa que necesitábamos, y eso no es casualidad. Dentro de la Iglesia creo que son pocos los más conservadores, pero hacen mucho ruido porque tienen en sus manos a los medios de comunicación. Al menos en el ámbito hispano. Cuando he estado en el Vaticano, en el Sínodo, no era así. Los que eligen a los papas son los cardenales, y Francisco ha elegido ya a más de la mitad de los que elegirán al próximo papa.

Si continúa esa vía reformista, ¿algún día veremos una Iglesia en la que las monjas oficien misa, en la que el celibato no sea obligatorio y donde las parejas homosexuales puedan casarse?
En estos momentos hay diez comisiones creadas por el papa Francisco estudiando todos estos temas y los resultados tienen que entregarlos en 2025. Entonces los sabremos, pero no veo tan claro que sea pronto porque son los temas que suscitan más reticencias. Problemas teológicos, dicen ellos. El diaconado femenino, que es el paso previo al presbiterado, el sacerdocio, igual sí que se da porque hay una necesidad de sacerdotes y ya hay muchas mujeres que dirigen parroquias. Lo único que no pueden hacer una mujer es confesar y consagrar. Hasta hace poco, oficialmente la mujer tampoco podía leer la misa, pero todas leíamos. Tampoco había monaguillas, no estaba permitido por el Vaticano, pero la realidad se impuso.

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