La creciente comunidad boricua en Houston busca consolidar su propósito: “Queremos crear un sentido de barrio puertorriqueño”

Houston, Texas – La creciente comunidad puertorriqueña de Houston –dispersa como en otros nuevos enclaves de la diáspora– da pasos hacia su organización, y activistas colocan en su agenda la creación de un centro cultural que sirva de punto de reunión para las decenas de miles que viven en esta área.

El aumento de la diáspora puertorriqueña en Houston –la cuarta ciudad de más población y la más diversa en Estados Unidos, con un 45% de latinos– es una realidad que se da por todo Texas.

Pero, en el condado de Harris, que tiene a Houston como punta de lanza, la diáspora boricua se triplicó en las primeras dos décadas de este siglo. De los cerca de 12,400 puertorriqueños que residían en el condado en 2000, el total superaba los 36,000 en 2021, según los datos del Censo federal.

Para entonces, la mediana de ingresos por hogar era de unos $62,500 en el condado de Harris, por debajo de la mediana de los boricuas de todo el estado ($70,723), pero por encima del nivel de toda la diáspora en Estados Unidos ($59,268).

En el estado de Texas, a partir de 2000, la población puertorriqueña prácticamente se ha duplicado cada década.

De 69,500 boricuas que residían en 2000, subió a 130,500 en 2010. Y para 2022, según los datos de la Oficina del Censo federal, ya rondaban los 265,000, convirtiéndose en el séptimo estado de mayor población puertorriqueña en Estados Unidos.

“Para los puertorriqueños que llegan a los estados del sur, el contexto de recepción” ha sido una experiencia “significativamente diferente” de lo que fue, por ejemplo, para los que emigraron a Nueva York durante la década de 1950, advirtió la antropóloga Patricia Silver, en su publicación de 2014 “Nuevas diásporas puertorriqueñas en el sur de Estados Unidos”.

Silver destacó, entonces, que los puertorriqueños que hacen del sur de Estados Unidos su hogar se asientan “en áreas que están a poco más de una generación de distancia de las leyes de segregación de Jim Crow” y en las que, a diferencia del noreste, la población latina es mayormente mexicana.

Amplia presencia de militares

Como en otros estados, la mayor parte de los trabajadores boricuas están en las áreas que el Censo federal divide como gerencia, negocios, ciencias y artes (38.7%). Pero, el profesor Carlos Vargas Ramos, del Centro de Estudios Puertorriqueños del Hunter College, ha destacado el importante impacto de militares en el crecimiento de la diáspora boricua de Texas y Georgia.

Alrededor de un 12% de los adultos boricuas en Texas son veteranos de las Fuerzas Armadas, de acuerdo con los datos del Censo federal recopilados por Vargas Ramos. Un 3%, además, están activos en la milicia estadounidense.

Entre los estados con más población boricua, Texas, a su vez, es el segundo con el mayor porcentaje de personas graduadas de universidad (25.5%), solo por detrás de California (26.7%). Tiene, también, una población puertorriqueña relativamente joven, con una media de edad de 31.4 años.

“Es una comunidad diversa y regada. Políticamente, también es muy diversa”, dijo Mayra Sorondo, intérprete, traductora y parte del grupo Cronopiando Houston, quien llegó a esta ciudad procedente del condado del Bronx, en Nueva York, donde vivió 14 años.

Aunque no puede identificarse un vecindario boricua en la zona, muchos se ubican en comunidades como Katy, Clear Lake (que atrae a empleados de la NASA), Cypress, Springs y Woodlands, según la experiencia de la agente de bienes raíces Kariliz Pérez.

En medio del crecimiento poblacional, en Houston hay importantes personalidades puertorriqueñas que sirven de referente. La sede del centro espacial Johnson de la NASA –donde se entrenan los candidatos a astronautas– es, hace dos décadas, la ciudad de residencia de Joseph Acabá Herrero, el primer astronauta boricua.

En las artes, la curadora puertorriqueña Mari Carmen Ramírez estableció, a partir de 2001, el primer programa de arte latinoamericano en el Museo de Bellas Artes de Houston.

En el deporte, muchos han seguido los éxitos recientes de los Astros de Houston del béisbol de las Grandes Ligas por medio de las ejecutorias de Carlos Correa (ahora con los Mellizos de Minnesota) y Martín “Machete” Maldonado. Hace unos días, Josué “Joe” Espada debutó como dirigente de Houston, que ha tenido, además, como entrenador de bateo al también puertorriqueño Alex Cintrón, exjugador de MLB.

La comunidad se organiza

Como respuesta a la nueva emigración, organizaciones boricuas ponen el cable en tierra y se imponen como tarea integrar a los miembros de la comunidad. Hace unos años, existió la Asociación de Puertorriqueños de Houston. Entonces, la comunidad era más pequeña.

Recientemente, sin embargo, hay eventos que se han institucionalizado, sobresaliendo el Festival Puertorriqueño y Cubano (que puede atraer hasta 25,000 personas cada año), las convocatorias periódicas bajo el nombre El Tostonazo, el Bembé Boricua y la celebración del Día de los Tres Santos Reyes, que en el pasado han organizado empleados de la NASA. Muchos se mantienen al día sobre asuntos de la comunidad a través de la página de Facebook “Boricuas en Houston”, que fundó el agente de bienes raíces Elí Torres.

Los nuevos esfuerzos incluyen a la organización cultural Colectivo Puertorriqueño, a la que se han vinculado ya unas 150 personas y en la que se discute cómo aglutinar a la comunidad alrededor de temas sociales y culturales.

“Decidimos que queríamos trabajar a través de las artes porque la mayoría de los que estábamos originalmente somos artistas, poetas. Pero, al mismo tiempo, queremos que haya un componente sobre cómo podemos abogar por nuestros derechos”, sostuvo Ivette Román, fundadora y directora del Colectivo Puertorriqueño.

Una idea a la cual quieren dar forma es la creación de un centro cultural puertorriqueño, que sirva como ancla de la comunidad y sitio de reunión, preferiblemente en el corazón de la ciudad.

“Queremos crear un sentido de barrio puertorriqueño, puesto que Houston es muy inmenso y los puertorriqueños no están en una sola área”, afirmó Román, al señalar que quieren abogar por asuntos como el alto costo en los medicamentos, el aumento en las tasas tributarias locales, la libre determinación y soberanía alimentaria de Puerto Rico.

Román detalló que han estado en el proceso de crear alianzas, por ejemplo con MECA –cuyo nombre oficial es “Multicultural Education and Counseling Through the Arts”, considerada la organización latina más antigua de Houston– y la coalición Power4PuertoRico.

MECA, de hecho, actuará como agente fiscal del Colectivo Puertorriqueño, de cara a desarrollar el proyecto hacia la creación de un centro cultural.

Con Power4PuertoRico, por ejemplo, se acercan a las estrategias que les pueden ayudar a abogar por sus derechos y atender cómo debe llevarse el mensaje a funcionarios electos, incluidos congresistas, en una ciudad en la que no hay representación política puertorriqueña.

Para entender mejor la comunidad, Román sostuvo que el Colectivo Puertorriqueño quiere desarrollar una encuesta que les permita conocer con precisión las áreas postales en que viven más puertorriqueños.

El Tostonazo

Aunque la pandemia de COVID-19 “lo apagó un poco”, Kariliz Pérez convocó por una década El Tostonazo, un evento que organizaba los sábados en algún restaurante de la zona para reunir a los boricuas, usualmente con alguna agrupación o “disc jockey” que tocara artistas o ritmos puertorriqueños, y con comida del restaurante boricua Tex-Chick.

“El Tostonazo nace por la necesidad y el deseo de conectar con nuestra gente”, sostuvo Pérez, quien es agente de bienes raíces y se crio en Guaynabo.

Como agente de bienes raíces, Pérez ha visto de cerca el crecimiento de la comunidad puertorriqueña.

“Tengo muchos clientes que se han mudado entre Katy y Cypress”, dijo Pérez, quien llegó a Texas por razones de trabajo de su marido.

Mientras, Benjamín Rodríguez, contador público autorizado, se mudó a Katy después de visitar a unas amistades de su época en el Ejército de Estados Unidos. “Nos gustó mucho la ciudad. Vinimos dos o tres veces, vimos casas y decidimos mudarnos”, sostuvo Rodríguez, natural de Bayamón.

Rodríguez, sin embargo, extraña el que haya un lugar de reunión para la comunidad, sea una panadería, una zona que le recuerde La Placita de Santurce o la calle San Sebastián. “En el área en que estamos, no hay nada de eso”, dijo.

Una jueza boricua

Josefina M. Rendón ha vivido por más de medio siglo en Houston, donde considera que fue la primera abogada puertorriqueña.

Ha sido jueza municipal, jueza estatal y, en este momento, después de jubilarse de forma parcial, es jueza visitante en las cortes de justicia del condado de Harris. También, presidió el Colegio de Abogados de Pasadena, Texas.

Bajo la custodia de su hermano, entonces militar, Rendón llegó a El Paso después de haber perdido a su padre, cuando ella tenía 14 años. En este estado, se casó y formó una familia.

Cinco años después de convertirse en abogada, Rendón fue designada jueza.

“Poco a poco, me he dado cuenta que he sido ejemplo para otros”, sostuvo Rendón, quien sigue activa a tiempo parcial y reconoce que muchos latinos han estado desvinculados de los procesos políticos en Houston.

Ha sido presidenta del Colegio de Abogados de Pasadena y la Asociación de Mediadores de Texas.

Cuando Rendón era presidenta del Colegio de Abogados de Pasadena, el también puertorriqueño Benny Agosto dirigió la Asociación de Abogados de Houston. Entonces, en 2019, Agosto –quien describe a Rendón como una de las mentoras en su carrera– se convirtió en solo el segundo latino en presidir ese grupo, formado hace más de 150 años.

Agosto –socio administrador del bufete Abraham, Watkins, Nichols, Agosto, Aziz & Stogner, el más antiguo especializado en casos de daños y perjuicios en la ciudad– también ha sido presidente de la Asociación de Abogados Hispanos de Estados Unidos y de los abogados latinos de Texas.

Graduado del Colegio Wesleyan de Guaynabo, Agosto llegó a Houston con una beca universitaria para estudiar y jugar fútbol en la Houston Baptist University, directamente de la selección nacional de Puerto Rico Sub-19. Después de hacer una maestría en microbiología, optó por una carrera como abogado. Se graduó del South Texas College of Law, en Houston.

“Llevo 43 años aquí representando mayormente a trabajadores mexicanos. Soy 100% puertorriqueño, pero me uno a la comunidad, no nada más como puertorriqueño, sino, además, como latino”, dijo Agosto, uno de los embajadores del Junte Boricua y quien considera que se debe utilizar el poder de la comunidad latina en general para promover las iniciativas boricuas.

En ese sentido, en momentos en que ha estado dedicado a defender la permanencia de las bibliotecas –que considera claves para la población latina–, apoyó la idea de crear un centro cultural puertorriqueño que sirva de ancla para una mejor organización de la diáspora boricua.

Piensa, además, que será cuestión de tiempo para que la comunidad comience también a reclamar poder político. “Ese momento”, anticipó Agosto, “va a llegar”.