Pablo Ramos
Las materias primas, los tintes, los plásticos con las que se elaboran una amplia gama de productos de la industria cosmética y estética tienen unas importantes consecuencias en el medioambiente, especialmente, en los mares y los ríos.
En las últimas décadas se ha incrementado las preocupaciones por el impacto ambiental. De hecho, se estima que los productos de limpieza corporal y cosmética de uso diario contienen grandes cantidades de partículas de plástico. Una contaminación que puede ser perjudicial para el medio ambiente y la biodiversidad, especialmente la vida marina.
Contaminación por productos cosméticos
Según un trabajo de la Universidad de Plymouth, cada aplicación de los productos cosméticos diarios libera una media de 100.000 pequeñas «microperlas» de menos de una fracción de milímetro de diámetro. Es más, productos como los exfoliantes podrían liberar entre 4.594 y 94.500 microplásticos en un sólo uso.
Por ejemplo, en países como el Reino Unido se calcula que el uso de cosméticos genera más de 80 toneladas de contaminación por microplásticos al año.
«El uso de estos productos conduce a una contaminación innecesaria de los océanos con millones de partículas de microplásticos. Existe una preocupación considerable por la acumulación de microplásticos en el medioambiente», apuntan los autores.
En este sentido, trabajos anteriores ya habían demostrado que tanto los peces, los moluscos y otras especies marinas pueden ingerir microplásticos con consecuencias negativas.
Microplásticos no biodegradables
Por su parte, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recuerda que estas partículas de plástico diminutas son habituales en productos protectores solares, geles, champús, desodorantes o maquillajes. Todos ellos unos productos en los actúan como ingredientes densificadores o emulsionantes que no son biodegradables.
«Los microplásticos son un riesgo para la salud humana y el medio ambiente. Así que no hay razón para introducir microplásticos a propósito en productos que utilizan millones de consumidores y que acaban en el medio acuático. Es más y, una vez que entran en el medio marino, son casi imposibles de eliminar», explican desde la OCU en un comunicado.
Impactos ambientales de la industria cosmética
Del mismo modo, otro de los grandes daños ambientales es el inmenso consumo de agua que requiere la industria cosmética. Según los datos que maneja la empresa de mercados Euromonitor internacional, la industria estética y cosmética recurrió a 10,4 millones de toneladas de agua en todo el mundo. Principalmente para productos de higiene.
«Las categorías de cuidado del cabello y baño y ducha son responsables de más de la mitad del agua total utilizada en las formulaciones de productos de belleza y cuidado personal», detallan desde Euromonitor.
Por otro lado, aunque resulta complejo hacer un cálculo concreto, se estima que más del 60% de la contaminación producida por la industria cosmética son los propios envases de cada producto. Unos envases que suelen estar hechos de plástico y cuya degradación en el medioambiente es altamente contaminante.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es el origen de las materias primas con las que se fabrican los productos. Todavía hoy en día muchos de ellos recurren al aceite de palma para su fabricación contribuyendo al cultivo extensivo insostenible que arrasa con extensas áreas de bosques tropicales.
«El aceite de palma se consigue al deforestar entornos tropicales únicos. Pero podrían citarse otra materia prima que se consigue a través de prácticas destructivas como son la deforestación y la minería. Se trata de la mica, un mineral que se usa a menudo para agregar brillo a los cosméticos», detalla Greenpeace en su web.
Con todo ello, debido al compromiso de las empresas y la presión social, cada vez más compañías están incrementando su responsabilidad para potenciar un modelo más respetuoso con el medioambiente.
Y los consumidores juegan un papel fundamental a la hora de elegir aquellos productos de cosmética más sostenibles. Una elección en la que la información y la compra concienciada son la base de un futuro más respetuoso con el planeta.
