Continuando con las entrevistas de CARETAS sobre los cambios realizados en la Municipalidad de Miraflores, uno de los pocos patrimonios históricos del siglo XX, conversamos con Alex Hudtwalcker Rey, arquitecto por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Master en Diseño Arquitectónico Avanzado (AAD) en la Universidad de Columbia GSAPP, NY, EEUU, donde obtuvo el Dean´s Scholarship y se graduó con honores recibiendo el Honor Award for Excellence in Advanced Architectural Design. Desde 2016 dirige Alex Hudtwalcker Arquitectos, oficina de arquitectura que obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional para el Nuevo Edificio y Ampliación del Country Club de Villa, Chorrillos. Es profesor principal de taller de diseño 8 en la Universidad de Lima y ha dirigido el Seminario Urbano Territorial de la Maestría en Arquitectura y Procesos Proyectuales (MAPP) de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
El gabinete de curiosidades o cuarto de maravillas (wonder-rooms) fueron pequeñas colecciones privadas, a menudo rudimentarias, de objetos extraordinarios y singulares. Estas tienen su origen en Europa en el siglo XVI, y pretendían contar historias sobre las distintas maravillas y osadías del mundo real; objetos y antigüedades relacionados a la historia natural, la geología, la arqueología y el arte eran guardados y exhibidos al mismo tiempo y en el mismo lugar. Con el paso del tiempo y debido al crecimiento de sus colecciones, dichos lugares empezaron a ser categorizados, conservados y curados adecuadamente, hasta llegar a convertirse en lo que hoy conocemos como galerías o museos.
Si bien desde sus inicios el Centro Cultural de la Municipalidad de Miraflores (posteriormente Sala Luis Miró Quesada Garland) se ha caracterizado por exhibir grandes maravillas, el ahora llamado Palacio de las Artes de Miraflores pareciera haberse convertido en un contenedor de auténticas curiosidades; no precisamente por su modelo de gestión cultural o por sus entrañables exhibiciones artísticas, sino por las cuestionables y extrañas decisiones que obran en torno a la reciente transformación de este espacio.
Curiosidad #1. En febrero, la Sala Luis Miró Quesada Garland fue convertida en un área de cobranza municipal. Luego de la indignación de un grupo de vecinos ante una decisión poco sensible a la cultura y el arte, la municipalidad se retractó retirando dichos módulos y trasladando el área de cobranzas al Centro Cultural Ricardo Palma, algunas cuadras más abajo. No solo resulta curiosa la decisión inicial de ocupar un espacio destinado a usos culturales para uno con fines recaudatorios, sino que la “solución” a tal medida sea ocupar otro espacio cultural con la misma finalidad.
Curiosidad #2. La clausura de la puerta principal del edificio ubicada en la esquina del Parque Kennedy y la Av. Larco pareciera también ser una decisión sin precedentes. Esta desnaturaliza la importancia del edificio con su entorno y su antes imponente acceso a través de un espacio circular único, que a su vez refuerza el carácter institucional del edificio, ha quedado enteramente desarticulado. Esta decisión además convierte un pequeño zaguán previo al vestíbulo en un espacio residual y sin ningún fin utilitario.
Curiosidad #3. Si bien el primer nivel exhibe hoy la prolífica obra del artista peruano Carlos Quizpez Asín, esta se ve empañada por una serie de elementos distractores. Resulta imposible no percibir la desprolijidad en los encuentros de diversos pisos, mosaicos y materiales en mal estado de conservación y sin ningún tipo de cuidado. Estos evidencian el deterioro institucional e infraestructural ocasionado por usos previos y desmerecen la calidad de la muestra en mención.
Curiosidad #4. Si bien gran parte del primer nivel ha sido transformado en galerías de exhibición, algunas de las gerencias y servicios municipales aún se mantienen en dicho lugar. Se puede percibir entonces el ingreso y salida del personal administrativo a dichas dependencias desde y a través de las salas de exposiciones, produciendo una serie de flujos no compatibles con el nuevo uso propuesto e interrumpiendo la fluidez natural y necesaria de una galería de arte.
Curiosidad #5. Al igual que el acceso principal en esquina, algunas ventanas del lado Norte del edificio (frente hacia el Parque Kennedy) también han sido clausuradas. El edificio no pareciera ajustarse a la curaduría (si la hubiera) de la muestra exhibida, utilizando los muros de las ventanas como superficies de exhibición.
Transformar todo el primer nivel del Palacio Municipal de Miraflores en un único espacio expositivo pareciera ser una idea fantástica. Esta no solo pone en evidencia ciertas cualidades del edificio, como su flexibilidad y apertura espacial, sino que también enaltece la idea original de su creador, el arquitecto Luis Miro Quesada, de convertirlo en un gran centro cultural. Sin embargo, cualquier intervención en un edificio de tal importancia debiera darse con los cuidados necesarios y en sintonía con las posibilidades tipológicas que éste ofrece, logrando un correcto balance donde coexista un nuevo programa expositivo y una estructura que no fue concebida para ello.
Resulta acuciante hacer las correcciones necesarias para convertir este gran espacio en un verdadero cuarto de maravillas; uno que despierte el interés por sus majestuosas exhibiciones y no por las, aparentemente, improvisadas decisiones.
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